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Sangre, sudor y lágrimas, los títulos de Nacional campeón de la Libertadores en 1971, 1980 y 1988

La Copa Libertadores era una necesidad para Nacional. Las dos primeras ediciones las había ganado su tradicional adversario, Peñarol. Por eso, de cara a 1964, no dudaron en contratar al goleador argentino José Sanfilippo. Sin embargo, el sueño terminó temprano. Una fractura del delantero terminó con la ilusión. Y si bien el equipo de Zezé Moreira llegó a la final, no fue resultó sencillo disimular la baja de Sanfilippo, y terminó perdiendo la final contra Independiente.

En el año 1967 Nacional arañó la corona, pero volvió a perder la final. Esta vez a manos del otro rival de Avellaneda, Racing.

Nacional sentía que su hora se avecinaba. Como dijo Víctor Espárrago: “Se buscaba la Copa desesperadamente”. Pero en 1969 recibió otro golpe. Estudiantes de La Plata le ganó las dos finales. El bolso se sacó la espina en 1971 cobrándose venganza con Estudiantes en tres finales que fueron duras batallas, como recordó el zaguero Atilio Ancheta en diálogo con ESPN.

“¿Qué recuerdo de las finales? ¡Las inyecciones que nos daban dentro del campo, las agujadas que nos dieron! Era impresionante. Le mostrábamos la sangre al árbitro pero no nos hacía caso. Eso fue allá en Argentina, en Uruguay no porque los cagábamos a palo sino (sic)”, expresó entre risas Ancheta.

Y agregó: “Te pinchaban cuando ibas a cabecear o cuando estabas defendiendo, pero principalmente era en los córners. Eran agujas, no hacían cortes, eran pinchazos, uno se ríe ahora, pero en su momento que nos calentábamos, nos calentábamos. Estudiantes tenía un equipo muy formado, con mucha personalidad, ya habían salido campeones varias veces y tenían sus costumbres, pero conseguimos superarlas”.

“En La Plata era muy difícil jugar. Su hinchada también era muy fuerte, y su equipo era parejo, un equipo de guerra, de personalidad y de técnica también, tenían grandes jugadores, pero lo que más resaltaba era la amistad que había entre ellos y el conocimiento en general. Estudiantes era un gran equipo, no hay que desprestigiarlo”, subrayó el uruguayo.

En la ida, Estudiantes ganó como local por 1-0 con gol de Daniel Romeo, pero en la revancha el tanto de Juan Masnik permitió igualar la serie, por lo que se debió jugar un tercer juego en Lima. “En Perú también fue un partido bastante fuerte, pero tuvimos la suerte de que Espárrago y Artime hicieron los goles”. Nacional ganó 2-0 y obtuvo su primera Libertadores.

LA COPA DE 1980

Después de nueve años sin que los equipos uruguayos pudieran ganar la Libertadores, Nacional retomó el camino de la gloria en 1980.

Luego de superar la primera ronda jugando con Defensor, Oriente Petrolero y The Strongest, los tricolores dejaron por el camino a Olimpia de Paraguay y O’Higgins de Chile en semifinales. El último escalón era Inter de Porto Alegre, un equipo que tenía como estrella a Paulo Roberto Falcao y a Batista como su socio en el mediocampo.

El partido de ida se jugó en territorio gaúcho. Los hinchas de Nacional coparon Beira Rio en lo que se conoció como “el éxodo del pueblo tricolor”. El partido terminó 0 a 0.

La revancha se jugó en Montevideo el 6 de agosto de 1980 bajo una niebla increíble. Nacional ganó 1 a 0 con gol de Waldemar Victorino que había seguido un viejo consejo de Ondino Viera.

“Don Ondino una vez me dijo: “Yo no quiero que usted ande con la pelota; juégueme en el área. Los defensas, aunque sea una vez, se equivocan, usted tiene que estar ahí y meterla. ¿Sabe quién va a ser el mejor jugador de la cancha? Usted, aunque no la haya tocado más”.

LOS ONCE OBREROS

Cuando el técnico Roberto Fleitas llegó a Nacional la tarea parecía imposible. El club afrontaba deudas, realizaron una gira donde vivieron todo tipo de dificultades, pero el hombre logró armar un plantel con jugadores dispuestos a salir adelante.

A ellos se sumó la calidad de Hugo De León que se transformó en pieza clave para apuntalar a los jóvenes y terminar levantando la Copa por tercera vez en la historia.

El camino no fue sencillo. De hecho, Nacional recibió seis goles en un recordado partido contra Millonarios. Pero luego de ese golpe, el DT logró darle rumbo al barco y conducirlo a buen puerto venciendo con contundencia a Newell’s en la final disputada en el Centenario.

El equipo no tenía grandes estrellas, pero como dijo el Vasco Santiago Ostolaza: “éramos once obreros”. El volante comentó en el libro de la Copa Libertadores de la Conmebol: “Era un equipo en formación, con el hambre de un plantel que nunca había salido a jugar afuera en la Copa Libertadores. Era un grupo humano genial, no había titulares ni suplentes, dejábamos todo adentro de la cancha. Ese era el punto fuerte. Un equipo de once obreros que, cuando no teníamos la pelota, ofrecíamos todo para recuperarla con mucha solidaridad”.