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Michelle Montero, jugadora de Costa Rica que pasó de las fincas bananeras al futbol extranjero

Cuando se habla sobre de historias de superación podemos ejemplificar la vida de la joven futbolista costarricense, Michelle Montero, la cual tuvo que atravesar por momentos complicados y superar el dolor de dejar a su familia para abrirse brecha en la pasión que envuelve su vida: el fútbol.

Montero es ficha del Herediano Femenino, pero gracias al esfuerzo y su mentalidad positiva logró tomar un vuelo a Ecuador para vestirse con los colores de la camiseta del Club Liga Deportiva Juvenil. Es muy sencillo leer esta faena; sin embargo, para conseguirla tuvo que secar muchas lágrimas y lidiar con las humillaciones.

En entrevista con ESPN, la delantera ha confesado que en sus inicios decenas de personas la despreciaron por el hecho de ser mujer y querer practicar el fútbol, al punto que una vez su primer equipo se deshizo y los padres de familia de sus compañeros en ese entonces le achacaron la culpa.

"Desde pequeña siempre me ha llamado mucho la atención el fútbol, mi papá es amante de esto y creo que nos conectamos en ese sentido. Yo era la futbolera de Sarapiquí, a los 13 años tomé la decisión de irme a donde mi mamá. Fue duro dejar a mis amigos, pero uno siempre tiene que cumplir un sueño y yo sabía que tenía que luchar por él", expresó.

"Mi primer equipo fue con hombres, era bonito, pese a que sus familiares no estaban de acuerdo a que yo estuviera con ellos, no me querían, pero el entrenador siempre me apoyó. Ese equipo era en el Roble de Alajuela. Algunos compañeros se llevaban por lo que decían sus papás, era como ese rechazo, pero otros sí me apoyaban. Casi que me echaron la culpa de que ese equipo se deshiciera", agregó.

Oriunda de Sarapiquí, Heredia, un lugar exótico rodeado de ríos y montañas, donde las cascadas engalanan su panorama, la flora y fauna presumen su belleza y las personas trabajan arduamente para llevar el sustento a su hogar. Montero hoy echa un vistazo hacia atrás y señaló que sus logros no serán una excusa para olvidarse del lugar de donde salió.

"Sarapiquí es un pueblo donde hay tantos ríos, para mí es un lugar hermoso. La cascada de Pozo Azul es mi lugar favorito. Desde pequeña mi papá me llevaba a esos lugares, él es educador, fue director de una escuela por muchos años, me llevaba a una finca bananera (rolas) y nos pasábamos todo el día. Es algo muy divertido, que nunca podré olvidar", recordó.

Uno de sus episodios más lamentables de su vida ocurrió hace unos años atrás en la Selección Nacional, pues confesó que uno de los entrenadores le hizo mucho daño, al punto que llegó a quitarla y perdió una beca que tenía para sacar adelante su formación académica.

"Hice un proceso con la sele sub 20, fui a una eliminatoria, premundial y mundial, después me pasó algo muy malo con el entrenador en ese tiempo. Él fue una persona que me hizo muchísimo daño. Por culpa de él me sacaron de todo, perdí becas y quedé totalmente en la calle. Al tiempo pasé por una lesión y ya definitivamente no quería seguir, pero de un pronto a otro, una amiga me llamó, hablé con Bernal Castillo y me tomó en cuenta", indicó.

En Herediano Femenino ha encontrado una nueva familia, quienes la apoyan y la incentivan a salir adelante. A principios de este año se puso esa camiseta, pero el destino tenía algo diferente para ella, ya que, sin jugar, la oportunidad que tanto esperó en el extranjero tocó la puerta de su vida.

"La noticia nos tomó por sorpresa, mi principal idea era sentir esa emoción de jugar en otro país, Bernal me empezó a ayudar, me ayudó en la parte física porque estaba pesada, luego, después de una sesión de fotos, me llamó, me contó de la opción y la acepté. Mi pasaporte estaba perdido, acudí a migración, les rogué a que me ayudaran y el proceso fue rápido", dijo.

"Mi mamá estaba conmigo, pero esa noticia nos tomó por sorpresa, estaba en el estadio y la llamé, le conté de la opción de Ecuador y nos soltamos a llorar las dos. Fue un momento muy bonito. Es algo que siempre soñé, algo que a uno llena de orgullo, me encanta ver cómo mi familia se alegra, ellos saben por todo lo que he pasado, mi camino no fue fácil para llegar hasta acá", añadió.

Por su parte, la jugadora inspirada por el francés, Franck Rivéry, tuvo que sacrificar sus estudios por bastante tiempo para crecer en el balompié. Su intención para este año era sacar el bachillerato por madurez, pero ahora en Ecuador, una vez que se mitigue la pandemia del coronavirus, buscará estudiar inglés y diseño gráfico.