Al Barça le resulta difícil hacerse con el control de los partidos cuando estos le incomodan, pero viniéndole las cosas de cara, y más cuando un rival necesitado como este Betis se va arriba
El Barcelona le regaló a su hinchada una noche feliz en Montjuïc. Probablemente habrá tiempo para sufrir y, seguro, para pasar frío, pero de momento, y después de un estreno con luces y claros contra el Cádiz, la visita del Betis descubrió a un Barça tan paciente al principio como desatado después, que sufrió de entrada y se soltó de tal manera en la segunda mitad que acabo por convertir al equipo de Pellegrini en un juguete roto.
Al cuarto de hora Luiz Henrique y Ayoze habían puesto el miedo en el cuerpo de la hinchada local y al llegarse a los 20 minutos, cuando Rui Silva sacó milagrosamente un balón que esperaba la cabeza de Lewandowski, se sospechaba un partido tan igualado como complicado para el campeón. Pero a la vez que Joao Félix, magnífico en su presentación ante la hinchada azulgrana, rompió la igualdad a los 25 minutos al Betis se le fueron fundiendo los plomos. Hasta quedarse a oscuras.
Puede que el 2-0 del descanso, anotado el segundo por Lewandowski tras una excepcional ‘asistencia’ sin tocar el balón de Joao Félix, fuera un resultado más claro de lo que se mostró en el campo, donde el Betis le llegó a tutear en juego, con un Isco orondo en su figura pero fino en el juego que lideraba sus intenciones. Pero se acabó todo en ese descanso.
Al Barça le resulta difícil hacerse con el control de los partidos cuando estos le incomodan, pero viniéndole las cosas de cara, y más cuando un rival necesitado como este Betis se va arriba, sabe encontrar tanto las debilidades del oponente como el potencial propio.
Y lo explotó a la perfección en una noche casi perfecta. La perfección, en septiembre, no existe pero el equipo de Xavi la rozó mostrando el acierto con los dos Joao. Brillante, desequilibrante y clave Félix y simplemente innegociable Cancelo, convertido de buenas a primeras en ese lateral derecho que reclamaba a gritos el club azulgrana y que cerró su excepcional noche con un gol magnífico.
Padeció de entrada y disfrutó después. Mucho. Tanto que hizo disfrutar a los más de 40 mil aficionados que se desplazaron a la Montaña mágica para creer que este Barça no va a ir de farol.