El Tornado Diego Alonso se describe a sí mismo como ‘un entrenador que tuvo la suerte de jugar al fútbol’, ha remarcado que no soporta perder y que no entiende el calificativo ‘técnico moderno’. El uruguayo, quien por ejemplo fue dirigido por Luis Aragonés, también ha revelado en ESPN una importante aclaración sobre sus manifestaciones públicas.
La pasión de Alonso en su etapa como centrodelantero se transformó luego en intensidad a la hora de dirigir, aunque en realidad él no canalizó esa energía en actuales órdenes a sus equipos, sino que aquella carrera como jugador fue como un ensayo, un aprendizaje constante para lo que vive desde el 2011, cuando asumió la dirección técnica de su querido Bella Vista apenas algunos meses después de haberse retirado en Peñarol, club con el que llegó en ese año a la final de la CONMEBOL Libertadores.
“Siempre digo que fui un entrenador que tuvo la suerte de jugar al fútbol, así me describo. Disfruté mucho de ser jugador, la pasaba bien, pero me gustaba entrenar, sabía que mi futuro estaba en entrenar y que mi felicidad estaba en ser entrenador”, afirmó El Tornado en diálogo con ESPN Uruguay.
Y aseguró: “Con 21 años me di cuenta de que iba a ser entrenador. Tuve a Julio Ribas como entrenador en Bella Vista y en ese momento lo que vi de él o lo que me despertaba a la hora de entrenar o transmitir hizo que yo dijera ‘quiero ser esto, quiero esto para mí'. Dije ‘el día que deje de jugar quiero ser entrenador’, me empezó a apasionar. De hecho me retiré en el 2011 teniendo contrato en Peñarol, me retiré porque quería entrenar. Pero siempre, desde que tenía 21, supe que quería entrenar y a medida que fue pasando el tiempo más interés le fui poniendo e hice el curso enseguida”.
Su carrera como entrenador
Alonso, quien es uno de los pocos futbolistas que ha jugado en Peñarol y Nacional, asumió en Bella Vista, club donde se formó y llegó a Primera, con el gran objetivo de mantenerse en la A del fútbol uruguayo, objetivo que pudo cumplir y lo catapultó a Paraguay, donde dirigió a Guaraní y Olimpia.
En el 2013 tuvo un breve período al frente de Peñarol (sólo dirigió ocho encuentros a nivel oficial), y al año siguiente arribó al fútbol mexicano, donde fue campeón con los dos equipos que dirigió. Con Pachuca ganó el Torneo Clausura 2016 y se coronó campeón de liga al vencer en las finales a Rayados de Monterrey. Asimismo, ganó la Liga de Campeones de CONCACAF 2016-2017 venciendo en la final a Tigres, lo que le permitió clasificar y jugar el Mundial de Clubes donde terminó tercero. En 2018 llegó a Monterrey, donde se volvió a coronar campeón de la CONCACAF 2019.
En el 2020 dirigió a Inter Miami de la MLS, y el 14 de diciembre del 2021 fue nombrado como nuevo entrenador de la Selección Uruguaya, combinado que a cuatro fechas del final de las Eliminatorias del Mundial 2022 se quedó sin técnico tras cesar al Maestro Óscar Washington Tabárez.
La Celeste debía afrontar el cierre de las Clasificatorias en una posición incómoda en la tabla, pero pudo ganar sus cuatro partidos (ante Paraguay, Venezuela, Perú y Chile) y así clasificar de forma directa a la Copa del Mundo de Qatar. La eliminación en primera ronda del Mundial 2022 determinaron su no continuidad al frente de la Celeste (en mayo del 2023 se anunció al argentino Marcelo Bielsa como nuevo entrenador de Uruguay).
El 10 de octubre del 2023, el Tornado volvió a trabajar al ser designado nuevo entrenador del Sevilla, viviendo así su primera experiencia en el fútbol europeo como director técnico (como futbolista jugó entre el 2000 y el 2006 en España, donde defendió a Valencia, Atlético de Madrid, Racing de Santander, Málaga y Real Murcia).
El respeto absoluto a sus futbolistas
En diferentes conferencias de prensa, Alonso ha remarcado que las características de sus jugadores valen más que cualquier sistema, y son los futbolistas elegidos los que definen a un equipo.
En ESPN ha manifestado sobre lo que aprende con sus dirigidos: “Los equipos y entrenadores evolucionan gracias a los jugadores; los futbolistas te enseñan porque hay una idea madre de querer esto, pero no es solamente convencerlos, sino hacerlos parte de las situaciones, cuando uno se siente parte también es más sencillo y se enriquece todo el mundo”.
“Cuando yo era jugador, los entrenadores me preguntaban qué sentía, tal vez porque me veían como entrenador, pero siempre tuve la suerte de eso. Y no es que uno les pregunte a los futbolistas cómo jugamos, si 4-3-3 o si se siente más cómodo con este compañero, esas cosas no, pero sí cómo resolvería una situación, si tenemos un jugador rápido y te va a atacar todo el tiempo la espalda y la profundidad a tu lateral, ¿cómo harías para defender?”, describió quien busca que sus equipos presionen alto y sean protagonistas.
Alonso incluso recordó en su momento que estando en Pachuca dirigió al japonés Keisuke Honda, quien hacía un pase que no le gustaba que dieran sus jugadores.
“Honda era zurdo jugando a pierna opuesta y generalmente controlaba y giraba, y tenía una visión de campo tremenda y hacía funcionar todo lo que parecía negativo. Él me explicaba cuándo hacía eso y a partir de ahí empezás a cambiar de visión, cuando tenés un jugador que te ayuda a crecer vas ampliando el espectro”, afirmó el uruguayo.
Y hasta ha aceptado que sus declaraciones públicas casi siempre son considerando a sus jugadores como los principales receptores del mensaje: “La mayoría de las veces que declaro siempre declaro para ellos, los futbolistas. Generalmente declaro pensando en ellos”.
Los ‘técnicos modernos’
Sobre el mote de ‘técnico moderno’, Alonso manifestó: “Cuando hablan de técnicos modernos a mí me sorprende, no sé qué es. Yo jamás descarto a nadie, me pone mal cuando dicen eso porque la gente de más edad tiene la experiencia. Creo sí que los mejores entrenadores del mundo son los que tienen experiencia y se van aggiornando, porque el fútbol evoluciona permanentemente, crece. Yo hoy no entreno como entrenaba hace 10 años, he tenido que mejorar, viajar, estudiar, aprender, porque si me quedo voy quedando atrás”.
La derrota, Luis Aragonés y el momento de mayor intranquilidad
En la temporada 2000-2001 en el Atlético de Madrid, Alonso fue dirigido por Luis Aragonés, quién patentó la famosa frase “el fútbol es ganar, ganar y ganar, y después volver a ganar”. Sobre el exentrenador español, Alonso ha dicho que “fue un grandísimo entrenador, de los mejores que he tenido en mi carrera, si es que no fue el mejor junto con Julio Ribas y Rafa Benítez, quien a nivel metodológico creo que fue el más destacado que vi. Aragonés con esa frase definió el fútbol, coincido con que es ganar, ganar, ganar, y volver a ganar”.
Y expresó cuando se le consultó si alguna vez se fue contento de un partido a pesar de no haber ganado: “Contento no, porque no soporto perder, pero me he ido tranquilo. Lo que yo siento creo que lo sienten casi todos los entrenadores. Los técnicos antes de los partidos no tenemos tanto nerviosismo por el resultado; el resultado lo aceptamos porque va a pasar, ya sea ganar, empatar o perder, pero nuestra ansiedad pasa por cómo se va a dar el trámite del partido, saber si lo que entrenaste va a suceder, esa es la incertidumbre del entrenador”.
Alonso subrayó que el momento de mayor nerviosismo no es en la noche previa a los partidos, sino en los minutos antes al pitazo inicial: “Para mí el momento en el que estoy más intranquilo es cuando los jugadores se van a calentar y quedo solo en el vestuario. Como entrenador no te pone nervioso el resultado, por lo menos a mí. Sé que podés ganar, perder o empatar, lo que a vos te pone nervioso es cómo va a ser el partido”.
“Lo que generalmente me da intranquilidad es cómo será el trámite, si podemos asfixiar al rival o lo harán ellos, si seremos capaces de absorber esa situación, o si se van a encerrar y somos capaces de romper ese candado, si tendremos la capacidad de presionar de diferente manera... El trámite es lo que más preocupado te deja, no el resultado”, remarcó.