La presentación de Kylian Mbappé en el Bernabéu representa una buena oportunidad para lucirse ante su afición, ante un rival 'a modo' como el Valladolid
MADRID -- Kylian Mbappé debutará por tercera vez con el Real Madrid este fin de semana. Es así, los hechos son irrebatibles. Debutó con la camiseta merengue en partido oficial contra el Atalanta con su primer gol y levantó su primer título. Debutó en LaLiga contra el Mallorca el pasado sábado, con su primer empate. Y le queda otro debut: el del Santiago Bernabéu ante Real Valladolid, un escenario ideal para iniciar el romance tan anticipado con su afición.
Seguramente falten por delante los debuts en Copa del Rey, Champions League y Supercopa de España, pero el tiempo ya habrá hecho su trabajo y no será tanta novedad. Por eso el encuentro del domingo frente al Valladolid toma especial importancia.
Primero porque Mbappé necesita un día grande y la diferencia de potencial entre ambos equipos es propicia. El Madrid, en casa, es un equipo al que no le debería de costar tanto ganar. Y más a un recién ascendido cuyos objetivos son muy distintos al de los merengues.
Segundo porque el francés necesita sumar minutos. Contra el Atalanta no estuvo mal del todo, pero pasó muy inadvertido en el encuentro de Mallorca, donde fue de más a menos. Se nota, y es normal, que tiene que seguir adaptándose al nuevo sistema táctico. Por tanto, sorprenden ciertas críticas cuando no ha disputado ni tan si quiera tres encuentros oficiales.
Y tercero, la afición necesita de la ilusión y hambre del internacional por Francia. Mbappé ha supuesto una burbuja de ilusión a una afición acostumbrada a ganar juegue quien juegue. Sin embargo, el fichaje de Mbappé fue clave para regenerar la fe en un proyecto que gusta y al que sólo le faltaba la guinda del ex jugador del PSG.
Porque Mbappé lo tiene todo: imagen, condiciones y relato. Ese mismo relato que se cuenta por los pasillos del Bernabéu y que tanto ha calado en la afición: “Se lo hemos quitado al Paris Saint-Germain sin poner un euro y en apenas un partido tiene más títulos europeos que en toda su trayectoria en París”. Posiblemente demagógico, pero también cierto.
El Valladolid llegará con la ilusión de no tener nada que perder. El equipo de Pezzolano, como todos los demás, está en construcción. Y el Madrid, tras el empate en Mallorca, llega con la necesidad de convencer. Y es ahí donde Mbappé tiene que marcar, jugar bien y sonreír. Porque de su estado de ánimo dependerá su año.
Cuentan a ESPN desde dentro que la exigencia del Real Madrid no ha sorprendido a Mbappé, aunque sí alguna crítica fruto de las prisas de los tiempos actuales. Tras el empate de Son Moix, muchos críticos han decidido que el Madrid será candidato al descenso o que, en varios casos, ya está en Segunda. Otros dicen que Ancelotti, tras ganar tres Champions League, no sabe gestionar esta plantilla. Y en cambio los hay que no creen en que Mbappé, Vinícius Júnior o Jude Bellingham vayan a adaptarse nunca.
Para gustos colores. Y lo que está claro es que el domingo es el día ideal para comprobar que Mbappé está más que preparado para hacer disfrutar a su nueva afición y a su nuevo estadio. Todo está preparado, de él dependerá el resto.