BARCELONA -- Luis Enrique Martínez dirigirá este sábado su séptimo partido como entrenador contra el Real Madrid. Tres victorias y tres derrotas alumbran su estadística en el banquillo, dividido entre su campaña al frente del Celta y las dos pasadas con el Barcelona, en que disfrutó tanto de un 0-4 en el Bernabéu como sufrió un 1-2 en el mismo Camp Nou, que se prepara para su siguiente duelo.
Pero la carrera deportiva de Luis Enrique, quien como futbolista debutó el 24 de septiembre de 1989 con el Sporting de Gijón frente al Málaga, no se ciñe solamente a un barcelonismo a ultranza que podría suponerse viéndole hoy en su banquillo o recordándole como jugador. Antes, durante cinco temporadas, abrazó la fe madridista. Y no es una frase hecha ni incierta.
En julio de 1991, el Real Madrid pagó 1,5 millones de euros por su fichaje, firmando un contrato de cinco años y convirtiéndose en muy poco tiempo en un futbolista apreciado por el público del Bernabéu, agradecido con la intensidad, ambición y compromiso que siempre mostró en el campo.
Su capacidad de sacrificio le llevó a jugar en no pocas ocasiones como lateral o centrocampista de banda, alejado del ataque que siempre le gustó pero acoplado a un vestuario en el que, a pesar de los éxitos que en sus primeros tres años se le resistieron en favor del Barcelona de Johan Cruyff, se encontró siempre muy a gusto.
Fue con la llegada de Valdano al banquillo, en el verano de 1994, cuando Luis Enrique se catapultó. Habitual volante derecho y con vocación muy ofensiva, se convirtió en indiscutible y se mantiene inolvidable su participación en el 5-0 con que el Madrid castigó al Barça en el Bernabéu en enero de 1995, con un gol suyo celebrado de manera muy efusiva y que significaba la respuesta merengue al mismo resultado encajado un año antes en el Camp Nou.
Campeón de Liga en aquella temporada 1994-95, a la siguiente, la última de su contrato, los problemas se multiplicaron en el club y el vestuario, desembocando en el despido de Valdano, sustituido por Arsenio Iglesias... Y el desacuerdo en las conversaciones para renovar su contrato que acababa.
En todo ello tuvo una participación especial el que era aún entrenador del Barcelona, Johan Cruyff, quien le sedujo para que formara parte de su proyecto para la siguiente temporada. El Madrid quiso mejorar su oferta para renovar su contrato, pero llegó tarde, por cuanto el asturiano ya había decidido fichar, con la carta de libertad, por un Barça con el que incluso ya había pasado revisión médica en secreto.
Luis Enrique se marchó al 'enemigo' en el verano de 1996, después de jugar 213 partidos con un Real Madrid en el que ganó una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España.
En una de sus primeras entrevistas, ya como futbolista del Barcelona, renegó sin disimulo de su pasado merengue. "Me veo en los cromos y no me reconozco con esa camiseta", afirmó, abrazando a su nuevo club, un Barça al que veinte años después sigue dando muestras de cariño innegable.
Por mucho que una vez, en un pasado cada vez más lejano, se le viera como un madridista de convicción.