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Luis Enrique quiere mantener al Barcelona afilado para la semifinal

BARCELONA -- Sin Iniesta ni Buquets y con vigilancia extra por parte de un Luis Enrique que en Sevilla dio un toque directo al equipo, el FC Barcelona inicia este miércoles su séptima semifinal de Copa consecutiva, buscando un título que, siendo el tercero consecutivo, le colocase en la historia del club.

“El Betis ha merecido más” sostuvo el domingo en Sevilla Luis Enrique y aunque su sentencia quedó apagada por el eco de la polémica de ese gol no concedido al Barcelona, las palabras del asturiano han calado en un vestuario que en dos meses ya ha recibido dos reprimendas de su entrenador. “la Real Sociedad ha sido superior a nosotros en todos los aspectos y acabar 1-1 es un milagro” avisó el técnico el 27 de noviembre, cuando el Barça igualó en la jornada 13 de Liga ofreciendo una imagen tan desangelada como la vista en el Villamarín.

Y apenas comenzada la segunda vuelta de la Liga, en puertas de la última etapa antes de la final de Copa y a dos semanas vista del primer asalto en Champions frente al PSG alrededor del Barelona existe la sensación de que el equipo está tan encaminado al éxito como amenazado por el fracaso.

Poco amigo de airear su descontento con los jugadores, las declaraciones de Luis Enrique en Sevilla llamaron la atención por cuanto pusieron en el escenario una autocrítica que, anunciada cuando se hizo cargo del Barça en el verano de 2014, ha sido más la excepción que la regla y en no pocas ocasiones que la crítica ha sido severa con el juego de su equipo ha hecho una defensa a ultranza, contradiciendo a todo el mundo con una firmeza absoluta.

Al Barcelona le salvó en Sevilla un gol de Suárez de la misma forma que la ausencia del ‘Ojo de Halcón’ puso en el escenario una polémica que sigue hinchada de forma evidente para apartar del plano mediático, precisamente, aquello de lo que se quejó el entrenador el domingo. Porque antes del escándalo el Betis había estrellado dos remates en la madera y Ter Stegen había salvado dos ocasiones de gol.

Porque antes del gol de Álex Alegría el Barça, desconocido en su juego, había perdido hasta 58 balones (lo nunca visto) y rematado solo una vez con verdadero peligro, desconectado entre líneas y mostrando unas carencias tan evidentes que provocaron la alarma de Luis Enrique, quien aparcó su discurso cerrado en defensa de los suyos y les dirigió una andanada pública nada habitual.

En la víspera de la ida de Copa en el Calderón las palabras del entrenador volvieron a ser más amables con los suyos. “Estoy encantado con mis jugadores” expresó cuando se le interrogó por las bajas de Busquets e Iniesta, reafirmando su confianza total en la plantilla… Pero en el vestuario se sabe del punto de decepción que mantiene Luis Enrique con los suyos.