BARCELONA -- El Espanyol enfoca el final de temporada condenado a la depresión. El despido del entrenador y la salvación del descenso dieron paso a un breve tiempo de calma que no tardó en devolver al plano la realidad del club y que este miércoles provocó un nuevo terremoto al anunciar Pau López, portero canterano con un excelente futuro por delante, su marcha.
Entre reproches a la “mala gestión” del club respecto a él, Pau se despidió en una sala de prensa a la que acudieron sus todavía compañeros, entre buena parte de los cuales crece la inseguridad ante el futuro que se avecina en el Espanyol. La anunciada salida de Gerard Moreno, la rebaja en el poder financiero y la constatación de un descenso alarmante en cuanto a la asistencia de aficionados al estadio atrapan a un club en estado depresivo.
Gerard Moreno fue el primer y gran síntoma de esta realidad blanquiazul. Con 16 goles, prácticamente la mitad de la totalidad del equipo en la Liga, el delantero reafirmó su compromiso con la entidad periquita, apenas solicitando un empuje en las aspiraciones deportivas... A las que se le respondió con el silencio y una invitación, muda pero evidente, a aceptar una oferta para marcharse.
Al Espanyol le preocupa más rebajar gastos que aumentar sueños y Gerard, sin cuyos goles el equipo estaría hoy descendido y en peor situación, incluso, que el Málaga, dio por bueno el interés del Villarreal, dispuesto a pagar su cláusula de rescisión por más que descabece cualquier clase de proyecto deportivo.
Pero el crack no es el único. A él y a Pau se suma el nombre de Aarón, el lateral zurdo, también canterano, de quien se supo el martes que está a un paso de ser traspasado al Benfica por una cantidad cercana a los 9.4 millones de dólares y enmarcado en un acuerdo de colaboración entre los dos clubes... En el que, de entrada, no se adivina ningún beneficio para los periquitos.
ABANDONO
El último fin de semana llegó a Barcelona el dueño chino del Espanyol, Chen-Yanseg, con el anunciado objetivo de elegir al nuevo entrenador y poner sobre la mesa las líneas maestras del supuesto nuevo proyecto del club. Pero entre los hinchas ya se ha instalado una sensación de abandono evidente.
Rastar Group, el conglomerado de empresas del que es propietario el dueño del Espanyol, ha perdido, de acuerdo con diversas informaciones publicadas por medios financieros, cerca de 70 por ciento de su valor bursátil y ello perjudica directamente al club, que mantiene una deuda cercana a 76.5 millones de dólares con él.
Así, más que reforzar al Espanyol, Chen necesita liquidez para mantener a flote a sus empresas y de esta manera se explican los recortes, a todos los niveles, que sufre el club, desde cuya cúpula ejecutiva ya se ha deslizado el aumento en el precio de los abonos de temporada. Otra circunstancia que amenaza con seguir vaciando las gradas.
VACÍO
Diez años después de inaugurar el nuevo estadio, el Espanyol cerró esta temporada con la asistencia media más baja de su historia, con apenas 18.000 aficionados, rebajando en casi 2 mil los números del pasado curso y habiendo perdido hasta 10 mil respecto a su primer ejercicio.
Un centenar de aficionados, entre ellos personalidades relevantes en el espectro social periquito, remitieron una carta a Chen advirtiendo del sombrío futuro que amenaza al club... Y no recibieron ninguna clase de respuesta por parte de los ejecutivos que trabajan a las órdenes del dueño.
Lo peor, se apunta, está por llegar. El Espanyol recibiría con agrado una oferta por Diego López, no renovará a Sergio García, devolverá a Carlos Sánchez y confía en la marcha de otros jugadores del peso de Darder o Leo Baptistao.
A partir de ahí sólo quedará rezar para mantenerse a flote y evitar un descenso que, se afirma, sería mortal en el futuro del club.