OPINIÓN: Cartas desde Barcelona
BARCELONA -- Ivan Rakitic provoca controversia en el Barcelona. El croata está en el centro de todas las miradas y si entre los ejecutivos del club su salida se consideraría una excelente noticia desde un punto de vista financiero, en los despachos deportivos existe un claro distanciamiento entre lo que piensa Ernesto Valverde y lo que opina Pep Segura.
El área deportiva comandada por el Manager General estima que en el plan trazado para el rejuvenecimiento de la plantilla la presencia de Rakitic ya no sería fundamental. Cerrado el fichaje de Frenkie de Jong, con el asentamiento de Aleñá, la personalidad de Arthur y el empuje de Riqui Puig, la permanencia de Ivan pierde peso y se entiende que a punto de cumplir los 31 años es el momento adecuado para consensuar un traspaso que libere plaza en el centro del campo.
Valverde, sin embargo, es totalmente contrario. El entrenador considera al croata fundamental en sus planes y lo ha demostrado sobradamente desde que llegó al banquillo del Barça en el verano de 2017. Rakitic ha tomado parte en 94 de los 101 partidos dirigidos por el Txingurri y se sabe, seguro, que será indiscutible en la recta final de esta temporada. Para el técnico nada cambia.
Amortizado totalmente desde un punto aspecto económico, al jugador se le ha relacionado en las últimas semanas con el Inter de Milán y ni sus palabras dejando clara su intención de permanecer en el Barça han servido para rebajar las especulaciones.
Lejos de los 90 millones de euros que se llegó a publicar en Italia, en el Camp Nou se calcula que un ingreso superior a los 40 millones por su traspaso sería una noticia magnífica, entendiéndose que a ello se sumaría el ahorro de su salario de los dos próximos cursos que tiene de contrato y que se acerca a otros 20 millones.
El cara a cara entre favorables y detractores a su salida del Barcelona es evidente. Imprescindible para un Valverde que le ha utilizado en todas las posiciones posibles del centro del campo, su disciplina táctica, desempeño y fiabilidad le convierten en un jugador de complicada, por no decir imposible, sustitución.
Se hace tan difícil pensar en un Barça sin Rakitic como se entiende un momento definitivo para tomar la decisión porque después de cinco temporadas de azulgrana se sabe que es el último momento en que el club puede sacar provecho de su marcha.
La disyuntiva está en el escenario. Jose Mourinho elogió sin disimulo la trascendencia del croata en los esquemas de un Barça al que considera excepcionalmente “sólido y fiable” ante la recta final de la temporada, entendiendo que Rakitic es uno de los jugadores “más infravalorados” del mundo.
Y ahora, tras cerrarse la renovación de Jordi Alba, llega en el Camp Nou el momento de tomar una decisión definitiva. El dilema no es menor…