BARCELONA -- El Barcelona echa el cierre domingo en Vitoria, visitando a un Alavés que certificó su salvación el último jueves venciendo al Betis, a la Liga más triste de la última década. Triste y explosiva a partes iguales, después de despedir de mala manera el partido frente a Osasuna, con unas declaraciones de Lionel Messi que hicieron temblar los cimientos del Camp Nou y que al cabo de dos días mantienen en guardia a todos los estamentos del club.
Desde que Pep Guardiola se despidiera del club en la temporada 2011-12, cediendo el Barça el título al Real Madrid con tres jornadas de antelación, nunca había llegado a la última fecha el equipo azulgrana sin nada que decir en el campeonato. De los siguientes siete cursos cinco acabaron con la conquista liguera y en los dos restantes, temporadas 2013-14 y 2016-17, mantuvo hasta el último día la esperanza de campeonar...
Hasta esta atípica Liga del Coronavirus que ha acabado convirtiéndose en una pesadilla para un Barça que se dejó por el camino 9 de los 30 últimos puntos disputados, encajando tres empates y una derrota que sirvieron el trofeo al equipo merengue y han provocado un incendio de desconocidas dimensiones alrededor del Camp Nou.
Nadie se atreve a asegurar la permanencia de Quique Setién en el banquillo a partir del partido de este domingo, por más que desde el seno de la entidad azulgrana se quiera mostrar una imagen de tranquilidad en la que nadie cree. El divorcio del entrenador con buena parte del vestuario, evidenciado ya sin disimulo por el capitán, se entiende como una sentencia definitiva y se atiende al partido ante el Alavés como la prueba definitiva para descubrir hasta qué punto la pérdida de confianza de sus jugadores invita a tomar las medidas drásticas que ganan seguidores en los despachos del club a cada día que pasa.
Por si fuera poco el Barça viaja a Vitoria muy disminuido de efectivos, con la polémica presencia de Riqui Puig y Ansu Fati que perjudica abiertamente las opciones del filial en el play-off de ascenso a 2ª División y sin los sancionados Gerard Piqué, Ivan Rakitic y Junior Firpo que se unen al lesionado Antoine Griezmann, teniendo en cuenta que a Samuel Umtiti ni está ni se le espera ya... Y, en una ausencia del todo inverosímil como es la de Arthur Melo, de quien el entrenador solamente dijo que llegó a la ciudad deportiva "diciendo que le dolía un tobillo" para quedarse en casa sin un comunicado médico que lo justificase.
Esta es la realidad de un Barcelona descabezado por más que Setién advirtiera de la necesidad "de dar una buena imagen para recuperar sensaciones ante la Champions" y mantuviera su intención que permanecer en un equipo absolutamente roto desde el punto de vista anímico y con más ganas de despedirse en silencio de la Liga que otra cosa.