BARCELONA -- El Barcelona estrena sus desplazamientos oficiales de la temporada con la visita a un campo maldito, el estadio de Balaídos en el que certificó su hundimiento liguero el último curso y en el que no gana desde hace cinco años, habiendo enlazado desde entonces tres empates (uno en Copa) y tres derrotas frente al Celta de Vigo.
Tras la aparición de Lionel Messi en el escenario, con un discurso llamando a recuperar la paz social, al menos alrededor del vestuario atendiendo a que la validación de firmas de la moción de censura cada vez deja más tocada a la junta de Bartomeu, la segunda visita al Celta de Óscar García en menos de tres meses es vista en el Camp Nou como la ocasión de dar un primer acelerón y confirmar las buenas sensaciones, previas a un duelo especialmente incómodo como será el del domingo frente al Sevilla de Lopetegui y al que se quiere enfrentar con un pleno de puntos... Y de optimismo.
El de Luis Enrique, en la temporada 2014-15, fue el último Barça en sumar los tres puntos (0-1 con gol de Mathieu) antes de sufrir dos derrotas consecutivas especialmente dolorosas (4-1 y 4-3), previas a un empate (2-2) y una derrota (2-0) con Valverde y el 2-2 de Setién el 27 de junio que confirmó su pérdida de mando en una Liga que el equipo azulgrana entregó al Real Madrid.
Avisado con estos precedentes, el Barcelona viajará el mismo jueves a Vigo al mando de un Koeman que como futbolista ganó en tres de sus cuatro visitas y sufrió una dolorosa y alarmante derrota en mayo de 1993 (cerca estuvo de costarle el título al Dream Team), consciente de la inmejorable oportunidad para confirmar las buenas sensaciones que dejó en su debut ante el Villarreal y, enterrando sus últimas malas experiencias, dar un toque de atención a sus rivales ligueros, el Real Madrid principalmente, de la nueva era que alumbra en el Camp Nou.
A la espera de concretar la incorporación de Sergiño Dest, quien llegó en la noche del martes a Barcelona para someterse a la revisión médica y será presentado el viernes, el once que disponga el entrenador holandés no debería variar en demasía del que jugó el domingo, aunque el técnico ya avisó, y repitió este miércoles, que la disputa de tres partidos en una semana podría provocar algunos cambios.
Pjanic y Trincao, suplentes en el debut, podrían tomar protagonismo en un equipo que, se entiende, conservará intocable la defensa y tendrá el reto de mantener el rendimiento ofensivo que mostró en su primer encuentro, sumar por primera vez en seis años los tres puntos en Balaídos y confirmar el optimismo que se alumbra alrededor del equipo.