Difícil saber quién saldrá más golpeado en el próximo clásico, pero seguro estoy que ni la de Cádiz ni la de Getafe serán las únicas derrotas que sumen Real Madrid y Barcelona
Ayer el Barcelona y el Real Madrid quedaron expuestos en La Liga. Lo hicieron, eso sí, con caras distintas aunque generando el mismo efecto. Los dos gigantes españoles lucen muy vulnerables este año, ninguno da con la clave en el inicio de temporada y a ambos se les pueden presentar más partidos como el de este sábado.
El Madrid ha hecho un juego espantoso ante el Cádiz, que fue capaz de aprovecharlo para sumar su primer triunfo en la historia en cancha merengue, por más que haya sido el Di Stéfano y no el Bernabéu. El espectáculo de los de Zidane a ratos fue bochornoso. Los jugadores arrastraron las piernas todo el primer tiempo y con ello el prestigio de varios y de paso del club. Así lo entendió el técnico francés que cambió a 4 de ellos para el inicio del segundo tiempo. El efecto apenas se notó y el equipo perdió con toda justicia.
Con la derrota el Madrid confirmó varias cosas. La primera, que hasta Courtois se puede equivocar. Aunque si bien no es culpa suya el gol, el partido dejó un par de momentos de titubeos del belga que hasta ahora no habíamos visto. La segunda, Ramos y Varane no son de fiar. Si bien ambos pueden ser de clase muy alta; igualmente pueden ser cómplices de goles tan fáciles como el que hizo ayer el Cádiz. La tercera, Marcelo debe jugar cada vez menos. Casi que si no juega, mejor. La cuarta, en el medio campo tiene que estar siempre Casemiro. Además, el equipo sigue urgido del Valverde de principios de año y esperanzado en Odegaard. Modric fue de lo peor del partido, Isco pasó inadvertido y Kroos es de sube y bajas. Y la quinta es que hacer goles sigue siendo un dolor de cabeza.
No se descubre nada al decir que anotar es lo más complejo que tiene el futbol, pero Benzema podría agregar que si al lado suyo van a jugar los que juegan, entonces se vuelve ya misión imposible. Queda por ver a Hazard que hasta ahora es sólo una ilusión parecida a la de Odegaard.
Para el Barça la caída ante el Getafe también deja algunas ideas. Si bien el equipo perdió, no lo hizo ridiculizándose como sí le pasó a su máximo adversario y su siguiente rival el próximo fin de semana. Encontró frescura y capacidad en Pedri. Y si bien resulta inevitable pensar en que pueda pasarle lo de Riqui Puig, al menos ha dejado destellos de mucho talento.
Donde la cosa no resultó fue en la apuesta por Dembélé -seguro que hoy hay más de un culé pensando por qué no se fue al Manchester- ni en la reiteración de Griezmann en el ataque. El francés no inició por banda, como si su queja hubiera tenido algún efecto; lo hizo como “9” y desde ahí, en el área, se comió un gol gigantesco.
De Jong tampoco es el jugador que fue en el Ajax pese a que ahora dice Koeman que juega donde debe de jugar.
Después, ya hemos visto lo que al Barça le pueden hacer en defensa cuando lo presionan alto y lo atacan constantemente.
Así duermen Zidane y Koeman, pensando en el próximo sábado aunque con escala previa en sus debuts de Champions. Para ninguno parece demasiado difícil ese primer partido, aunque como están las cosas tampoco sería bueno apostar.
El fin de semana que viene los dos volverán a exponer todas estas dudas, de entrada para ambos muy difíciles de corregir. Tratarán de esconderlas lo mejor posible y de evitar acumular derrotas que en los dos empezarían a abrir puertas de emergencia.
Difícil saber quién saldrá más golpeado en el próximo clásico, pero seguro estoy que ni la de Cádiz ni la de Getafe serán las únicas derrotas que sumen ambos.