BARCELONA -- El 18 de mayo no es una fecha cualquiera en la historia moderna del Barcelona. Aquel día de 1996, se cumplen 25 años, el presidente del club azulgrana, a través de su vicepresidente Joan Gaspart, se personó en el Camp Nou para comunicarle a Johan Cruyff que dejaría de ser entrenador del equipo al cabo de una semana y, tras una encendida discusión, le sentenció de inmediato. Despedido. "No me han dejado ni despedirme”, clamó.
Johan Cruyff se sabía señalado desde hacía meses. En febrero de aquel año había mantenido una tensa reunión con el presidente Núñez en la que éste le reclamaba una lista de fichajes "asumibles", incrédulo ante los nombres de Zidane o Giggs, que acompañaban a Luis Enrique y Laurent Blanc, y tan desconfiado como harto del pulso que mantenían ambos.
Padrino de una generación estupenda liderada por Iván de la Peña, Cruyff conoció a mediados de abril que Núñez (el presidente) ya había contactado con Bobby Robson para que le sucediera en el banquillo y se supo condenado la misma noche del 20 de abril en que el Atlético de Madrid asaltó el Camp Nou (1-3) para sentenciar la Liga y dejar a su Barça en la orilla de todos los títulos (Liga, Copa y UEFA) sin ganar ninguno.
Pero Cruyff no sospechaba, nadie lo podía imaginar, que todo acabara de aquella manera tan burda el 18 de mayo. Núñez encargó aquel sábado a su vicepresidente Joan Gaspart que fuera al Camp Nou a comunicarle a Cruyff que al acabar la temporada dejaría el cargo, el holandés encajó el discurso, las formas y la cobardía del presidente, de mala manera y la 'reunión' acabó peor. Tanto que Gaspart solventó, tal cual, despedirle allí mismo mientras los gritos se escuchaban entre el silencio del Camp Nou y junto a un vestuario en el que los futbolistas no daban crédito a lo que sucedía.
El divorcio entre Núñez y Johan venía de lejos. Hacía dos años que su relación, siempre tirante, había dado paso a un enfrentamiento directo y programado a través de los medios de comunicación que daban voz a uno y otro indistintamente, pero todo se desencadenó de manera definitiva en los primeros meses de 1996 y se sentenció en diez días fatales.
El 10 de abril el Barça perdió, en la prórroga, la final de Copa ante el Atlético de Madrid en Zaragoza; el 16 el Bayern Munich venció por 1-2 en el Camp Nou y eliminó al equipo azulgrana en la semifinal de la Copa de la UEFA y el 20, cuatro jornadas antes de acabar la Liga y en el partido clave, el Atlético ganó por 1-3 para sentenciar una temporada sin títulos y cargar de razones al presidente, a quien no pareció ya suficiente el proyecto de cantera que había armado el entrenador.
Johan Cruyff, como había predicho tantas veces, salió 'en globo' del Barça y dio paso a un divorcio social como no se recordaba en el club. Al día siguiente, con Rexach en el banquillo y el Celta como rival, el Camp Nou fue un clamor en favor del técnico y en contra de un presidente aplastado ante la protesta. Venció el Barça por 3-2 y Núñez ofreció una rueda de prensa en la que atacando sin piedad al holandés no hizo más que aumentar el escándalo y el divorcio.
Allí, de mala manera, acabó una etapa y nació la leyenda.