El pasado 9 de enero en el empate 1-1 entre el Rayo Vallecano y el Betis, Andrés Guardado llegó a 496 partidos en Europa para superar nada menos que a Hugo Sánchez en dicha estadística.
De esta manera, el mediocampista se convirtió en el jugador mexicano con más juegos disputados en el Viejo Continente.
Andrés se marchó a Europa en 2007 al fichar con el Deportivo La Coruña, y desde entonces ha forjado una carrera ejemplar que incluye escalas en Valencia, Leverkusen, Eindhoven y Betis.
Por si fuera poco carga en la espalda con cuatro Copas del Mundo disputadas, en donde en tres de ellas ha sido pieza medular del técnico en turno del Tricolor. Y este año va por la quinta.
En el tema de sus clubes, salvo su paso por el Bayer Leverkusen que fue meramente anecdótico, en el resto ha sido un hombre importante, ídolo en el PSV, y a la fecha uno de los capitanes del Betis y referente del club.
Hasta este punto, la trayectoria futbolística del tapatío luce intacta; sin embargo, apenas siete días después del récord que el propio jugador presumió en sus redes sociales, su nombre de nueva cuenta fue noticia, pero en esta ocasión por un hecho bochornoso. Vergonzoso, más bien dicho.
Resulta que el derbi de Sevilla se suspendió el sábado pasado debido a que desde la tribuna en el estadio del Betis arrojaron un tubo que golpeó al futbolista visitante Joan Jordán. El partido iba empatado 1-1 y se reanudó, ya sin público, el domingo, 17 horas después.
Betis avanzó a los Cuartos de Final de la Copa del Rey al imponerse 2-1, y en los festejos del equipo al final del encuentro hubo uno que desentonó de forma grotesca, con Guardado como protagonista.
Al veterano de 35 años, segundo capitán del club —detrás de Joaquín—, referente y ejemplo para los jóvenes, le pareció ‘gracioso’ recrear la agresión a Jordán un día antes y simuló que una botella lo golpeaba en la cabeza para caer al césped supuestamente fulminado, mientras algunos de sus compañeros eran comparsas de dicha vergüenza.
El video se difundió en portales deportivos de España y se volvió viral en redes sociales, y en ambos sitios el comportamiento del mexicano fue severamente cuestionado.
Sin embargo, con toda la experiencia que arrastra Guardado —ya relatada en este texto—, lejos de salir a ofrecer una disculpa y aceptar su error, se volvió a equivocar.
Argumentó el clásico “me malinterpretaron”, “no me conocen”, “en ningún momento me burlé”… Con todo y que las imágenes dicen absolutamente lo contrario. Pero lo más delicado fue esta frase: “Créanme que si supera que realmente Jordán estuviera mal, jamás lo haría”…
Es decir, como Joan Jordán, colega de profesión de Andrés más allá de que juegue en el acérrimo rival, no salió herido o lastimado de gravedad tras el proyectil que lo impactó, Guardado consideró que eso le daba licencia para mofarse de lo sucedido.
La violencia, homofobia, discriminación y otros males añejos arraigados en la sociedad y por ende en el futbol, ocupan hoy un lugar primordial por la lucha constante para tratar de minimizarlos lo más posible, y no resulta tema menor que a un jugador que tiene casi 15 años en Europa le parezca divertido escenificar una cobarde agresión.
Así las cosas, no hay en estas líneas un deseo de condena hacia Andrés, pero no deja de llamar la atención que en un espacio de siete días su nombre acaparara los reflectores por ser ejemplo (primero) y vergüenza (después).