Huérfano desde los seis meses de edad y criado por su abuela, Brayan López, un joven hondureño de 21 años persigue la el sueño de convertirse en futbolista profesional. En su país las puertas se la han cerrado en numerosas ocasiones, pero encontró en dos ecuatorianos y en Oribe Peralta su válvula de escape al dar con ese apoyo que en territorio catracho no encontró.
Primero fue Walter Ayoví y en días actuales es Michael Arroyo y el 'Cepillo'. Ambos ecuatorianos conocieron a López en 2011 en un viaje de su selección a territorio hondureño para disputar un partido amistoso. El encuentro fue circunstancial, pero a partir de ahí comenzó una nueva vida para el centroamericano, quien a los seis meses de edad perdió a su madre y nunca conoció a su padre, por lo que fue criado por su abuela, además de que tiene a tres hermanos, de acuerdo a una historia que publicó el Diario Diez de Honduras.
El destino lo llevó a conocer a los ecuatorianos. Fue justo el 9 de febrero de 2011 tras el cotejo entre los dos combinados, López conoció a Ayoví, debido a que el jugador buscaba una barbería. El hondureño no dudó en contarle sus dificultades y sus sueños. Walter lo escuchó y le ofreció ayuda, pero para ello debía llegar a Pachuca, club en el que militaba en ese entonces.
Tiempo después, ya en 2012 y tras varias semanas de intentarlo, Brayan llegó a México al lugar donde lo citó Ayoví en un inicio. Ahí lo contacto y el ecuatoriano cumplió lo que prometió y lo ayudó cuanto pudo. Luego se reencontró con Michael Arroyo, con quien su vida tomó otro giro positivo, pues también conoció a Oribe Peralta, a quien considera su padrino.
"(Arroyo) Me llevó a Cancún en el 2013. Desde ahí mi vida cambió por completo, le agradezco a Dios la oportunidad y toda la ayuda que Arroyo me ha brindado, no es cualquier jugador que hace eso", contó López en entrevista publicada por el Diario Diez.
El mediocampista del América recordó a aquel joven hondureño al que conoció en 2011 y ofreció su ayuda para que cumpla sus sueños. Llegar a un equipo ha resultado complicado para el centroamericano por el momento y en su país no lo logró, pero su apuesta pasa por México. Por ahora es apoyado en todo momento por Arroyo, quien le ha dado hogar, comida, ropa y todo lo que necesita para estar bien e incluso para que ayude a su familia.
"Me lleva a los entrenos, a los partidos cuando se puede", compartió López, quien expuso que "a veces practico futbol con las reservas", aunque no ha tenido la fortuna de quedarse, situación que no ha provocado que baje los brazos. "Todos los jugadores del equipo me quieren un ‘chingo’, me apoyan, me aconsejan, pero Michael es especial, me tiene viviendo en un apartamento junto a uno de sus empleados casi a la par de donde él está con su familia. A ambos nos da un hogar", compartió.
En el pasado sufrió hasta por bullying y ahora prácticamente fue adoptado por un futbolista que ha creído en él y no dudó en ofrecer su mano para ayudar a alguien que lo necesitaba.
"Su historia me conmovió, él perdió a su madre, quiero que cumpla sus sueños de ayudar a su abuela, a sus hermanos y lo voy a hacer hasta que encuentre un equipo con el cual pueda destacarse. Cuando alguien tiene una meta en la vida hay que apoyar, ya Dios decidirá qué hacer, si eso le gusta, que juegue, si quiere dedicarse a otra profesión, que lo haga", indicó al respecto Arroyo al mismo medio hondureño.
López se fotografía seguido adonde quiera que acompañe a Arroyo. Su vida es otra en la actualidad y no olvida nunca que sus ahorros los manda a Honduras para apoyar a sus hermanos y su abuela.
"Cuando necesito dinero para mandarle a mi abuela y mis hermanos, me lo brinda. Yo la verdad no tengo cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mí, espero algún día poder pagarle todo, sigo buscando mi sueño. Yo quiero jugar en un equipo, de pequeño siempre lo he buscado, mi vida no ha sido fácil, he sufrido, he llorado, pero conocer a personas como Walter Ayoví y Michael Arroyo es de las mejores cosas que me ha podido pasar", señaló el hondureño, quien sigue en busca de sus sueños.