Los milagros existen, sino pregúntenle a Chelsea, que vivió uno encarne propio en un duelo para el infarto ante West Bromwich Albion, por la Premier League. Los Blues, que perdían 3-0 al descanso, lograron un empate agónico sobre la hora, en una jugada llena de polémica. Callum Robinson (42) y Kyle Bartley pusieron en ventaja a los locales, mientras que Mason Mount, Callum Hudson-Odoi y Tammy Abraham igualaron para el visitante.
La primera mitad fue un calvario para el elenco londinense, donde se lo vio perdido en el campo de juego. Esto fue aprovechado por los dueños de casa, que se pusieron 3-0 arriba y soñaban con una goleada para el recuerdo ante el elenco de Frank Lampard.
Sin embargo, el entretiempo fue como un baldazo de agua fría para los dos equipos, sobre todo para Chelsea. Los visitantes salieron con otra motivación, con más ganas de revertir la situación lo más rápido posible.
Mason Mount fue el primero en darle esperanzas a los Blues con un zapatazo tremendo que mostró que enfrente no había una muralla, sino que era factible poder aspirar a sumar un puntito que, hasta ese moemento, era solamente una fantasía.
El segundo demoró quince minutos más para aparecer, lo que hacía pensar que la igualdad se pondría cuesta arriba, ya que el desarrollo del juego se hacía más trabado para Chelsea. Pero para Hudson-Odoi eso no importó y puso el 3-2.
Todo estaba perdido, ya que desde ahí en adelante los de Lampard no conseguían convertir, pero llegó la jugada polémica del final, con una mano en el camino de Kai Havertz que el juez y, más tarde, el VAR ignoraron y derivó en el tanto de Abraham.
Gran final para un encuentro que dejó una lluvia de goles, pero más importante, la sensación para Chelsea de que puede da pelea en esta temporada de la Premier.