Mientras América organiza una fiesta en el Azteca con goles y buen futbol, Chivas descubre una nueva indisciplina de sus jugadores.
LOS ÁNGELES -- Hay de fiestas a fiestas. Unas homenajean al futbol, otras tributan a Calígula. Unas hacen feliz a la grey americanista y las otras atribulan a la grey rojiblanca. Sí, hay de fiestas a fiestas.
América organiza una de rompe-y-rasga (4-0) con el Pachuca como patiño. Chivas organiza otra, en su ruindad futbolística, con los hijos espurios del arrepentimiento: Alexis Vega y Cristian Calderón, arrastrando en su bacanal al bobo hormonado de Raúl Martínez.
En el Estadio Azteca, Henry Martín es el DJ de la noche de futbol y de exclamación ofensiva, mientras, se sabe, tras el oprobio en Toluca y sus seis jornadas sin ganar, el domingo en la noche, Alexis y el Chicote se burlan del club, de sus directivos, de su entrenador, de sus compañeros y de algún sector de la afición, porque ¡léalo bien!, aún hay varios seguidores del Rebaño que vitorean esta versión frustrada de Juan Charrasqueado, que son Vega y Calderón. Por sus olores a estrógeno, los conoceréis.
América se trepa al liderato, e inalcanzable de momento, mientras Chivas, prendido con alfileres del sitio siete de la tabla, desciende a las cloacas de repugnancia y el indecoro, porque, simplemente, ese par de vesículas supurantes, Alexis y el Chicote, debían haber sido extirpadas mucho antes, pues ya habían irrespetado al Guadalajara, y además, jurado en vano que cambiarían, y lo habían hecho por todas las leyes del mexicano: por su madrecita, por la virgencita, y por el Osito Bimbo. Patrañas.
Y mientras uno sigue navegando, sin ganar nada aún, cierto, entre las turbulencias del #ÓdiameMás, el otro naufraga, usando más como argumento lastimero que de orgullo absoluto, el “es que sólo jugamos con mexicanos”, tratando de extorsionar el sentimiento maternalista de sus aficionados.
Sí, uno, el América, emociona, y el otro, Chivas, recurre al chantaje emocional. El primero lo constata en las redes y en la tabla. El segundo pide al menos –por piedad–, un papel secundario en la radiografía cursi y semanal del mexicano, esa que además pertenece a su acérrimo enemigo, Emilio Azcárraga Jean. Sorry, Chivas, para tu calvario no hay vacantes en La Rosa de Guadalupe.
Y mientras el Águila amuebla su Nido en la azotea de la Liga MX, el Guadalajara puede terminar la jornada 11, en el sitio nueve o incluso en el sitio 11 de la competencia, dependiendo de los resultados.
Y claro, hay advenedizos y víctimas. Hay quien hace recalentados de las verdaderas fiestas, y quien traga sobre los despojos de su propia mortaja de credibilidad. ¿Verdad, Fernando Hierro? ¿Verdad, Veljko Paunovic? ¿Verdad, Amaury Vergara?
Mientras Santiago Baños realiza una gira por los medios para promulgar los éxitos ajenos con boca propia, en el otro lado, Fernando Hierro debe estar consultando a su sastre exclusivo, Samir Bachkami, sobre algún cómodo, elegante y útil bozal que haga juego con sus graciosos trajes a la medida, aprovechando además que hay venta de saldos con el 40 por ciento de descuento, especialmente tras su fallida alocución asegurando que en su equipo sólo había profesionales, buenas personas, trabajadores abnegados y futbolistas genios.
¿Qué ocurrió en la concentración de Chivas en Toluca? Versiones hay que aseguran que los jugadores tuvieron una visita conyugal… pero sin sus cónyuges. Lo contradictoriamente curiosos es que las señoras esposas han salido a sus redes sociales a respaldar, con abnegación y negación absoluta, el supuesto comportamiento donjuanesco de sus maridos.
Debate Picante en torno a la separación de jugadores en Chivas tras haber violado el reglamento interno del club.
La otra versión, sin ser confirmada tampoco, habla de un consumo exagerado, y no necesaria y estrictamente de vodka con tamarindo. Esto podría explicar la solidaridad de las cónyuges con mensajes como: “Un aplauso por los que sabemos la verdad, pero queremos saber hasta dónde llega la hipocresía de los demás”, redactó la señora esposa de Alexis Vega, y omitimos el nombre por respeto a una familia, ese mismo respeto que el jugador parece no tener. “El envidioso inventa el rumor, el chismoso lo difunde y el pen... se lo cree”, replica a su vez la consorte del Chicote.
De acuerdo con estas respetabilísimas epístolas mediáticas, ni Alexis ni Chicote habrían trasgredido entonces el reglamento, dejando mal parado al Guadalajara.
¿Será que Chivas recurriría a esto para interrumpir las pláticas de renegociación de contrato con ambos jugadores? No hay por qué creerlo, así como no hay por qué dudarlo.
Como sea, queda claro, que hay de fiestas a fiestas. Unas veneran al futbol, otras deshonran instituciones y a sus parlanchines directivos o técnicos, y por supuesto, a los corifeos y vocingleros de ocasión, que quieren defender lo indefendible.