La Selección Mexicana de Futbol tiene la costumbre de acompañar sus fracasos con tintes de tragedia y comedia; acostumbrada a tocar fondo e instalada en un hoyo profundo del que no saldrá en mucho tiempo.
El recuento de los daños es interminable. La Selección Mexicana de Futbol es una enciclopedia que combina elementos trágicos y cómicos en un mismo relato.
Cada fracaso del equipo nacional está siempre acompañado de una tragedia: los malditos penales (1994), la falla del ‘Matador’ ante Alemania (1998), el golazo de Maxi Rodriguez (2006), el “no era penal” (2014) y un largo etcétera.
Sin embargo, luego de las desgracias deportivas, lejos de caer en la reflexión, el análisis y las decisiones que provoquen un verdadero golpe de timón, la única garantía son las ocurrencias que surgen desde las oficinas de los hombres que manejan el futbol mexicano.
Eruditos del dinero y analfabetas del balón manejan el deporte nacional por excelencia con las patas. Quitan y ponen directivos, entrenadores, futbolistas, periodistas, promotores y anexas, sin reparar en las causas que provocan los fracasos de la Selección Mexicana en torneos internacionales.
Haciendo gala de una ignorancia superlativa, los directivos son capaces de reinventarse en medio de una crisis y demostrar que se puede estar peor.
MANUAL DE AUTODESTRUCCIÓN
Lo que ha sucedido tras el papelón del Tri en Qatar 2022 a la fecha es un auténtico manual de autodestrucción. Pese a un “mea culpa” de Emilio Azcárraga a través de una editorial presentada en su noticiero estelar en voz de Denise Maerker, todo siguió igual o peor.
En sus cinco minutos de poder Alejandro Irarragorri impuso a Diego Cocca como técnico de la Selección cuando no figuraba ni entre la terna de finalistas, y el argentino tuvo un paso tan corto como intrascendente en el cargo.
Azcárraga retomó el mando y nombró a un hombre cercano y de su confianza como comisionado del futbol mexicano. Juan Carlos Rodríguez, gente de televisión y no de futbol llegó con la ambiciosa idea de, ahora sí, ejecutar un cambio de raíz en el balompié nacional.
Hubo limpia de personal en la Federación Mexicana de Futbol y en la Selección, y se rodeó de gente de su confianza, que como él, entiende poco y nada de futbol. Ivar Sisniega, el mejor ejemplo.
A la par, lejos de preocuparse por situaciones de mayor importancia, armó un departamento de comunicación que tiene como misión crear una narrativa en la que el Tricolor es una selección de élite conformada por futbolistas de talla mundial.
El objetivo de la gente de prensa es minimizar las críticas y vender ilusiones pese a que la realidad más temprano que tarde se les estrella en la cara.
A ‘La Bomba’ también se le ocurrió que Jaime Lozano, un chico decente y preparado, pero sin la experiencia ni los méritos para ser entrenador de la Selección, podía quedarse en el cargo rumbo al Mundial de 2026 luego del despido de Cocca.
El ridículo en la Copa América tras una cacareada renovación que le impusieron al joven técnico para que dejara fuera de la convocatoria a Memo Ochoa, Hirving Lozano, Raúl Jiménez y Henry Martín, fue suficiente para cortar otro proceso.
El corresponsal de ESPN con la selección mexicana compartió el panorama para el conjunto nacional contra Honduras.
OTRO CAMBIO
Y así llegó el ‘Vasco’. Javier Aguirre, amigo de ‘La Bomba’ que se había cansado de asegurar que no volvería al Tri como entrenador para una tercera etapa, tuvo que comerse sus palabras y hoy está al mando con Rafa Márquez de auxiliar, pues en el papel —porque todo puede pasar— el exjugador del Barcelona tomará las riendas en el ciclo rumbo al 2030.
La gestión de Aguirre no comenzó del todo bien, pues luego de tres partidos amistosos en los que ofreció su mejor versión ante un Estados Unidos B, disputó su primer juego oficial en la Liga de Naciones frente a Honduras, y todo lo que sucedió el viernes pasado en San Pedro Sula fue una auténtica pesadilla.
Hablar de que México ya tocó fondo es un lugar común. Perder ante la selección 77 del ranking FIFA que tiene como mayor y único argumento la hostilidad de su estadio resulta inverosímil para un balompié, en el papel, más desarrollado.
Y es responsable el ‘Vasco’, por supuesto, pero también lo son quienes lo pusieron y rechazaron a Marcelo Bielsa o Guillermo Almada; y son culpables los futbolistas que viven en una burbuja, sin roce con la élite ni la ambición de crecer. Salvo Edson Álvarez y Raúl Jiménez.
Y lo es la prensa, en donde reina la ignorancia y las estridencias sobre el análisis profundo y la reflexión. Siempre son los mismos “argumentos” para provocar polémica en aras del rating o los clicks, sin una crítica sustentada y mucho menos propuestas.
Y qué decir de la afición, cuya fidelidad es directamente proporcional a su desconocimiento del juego. El fan promedio repite lo que escucha en los medios o las redes sociales y amaga con abandonar al Tricolor, pero siempre vuelve, siempre.
Eso es la Selección Mexicana de Futbol, una tragicomedia interminable con un amplio elenco que desde su trinchera aporta lo necesario para que el balompié nacional siga en un hoyo profundo del que no saldrá en mucho tiempo.
LO ÚLTIMO
La nueva ocurrencia de Juan Carlos Rodríguez fue inventarle un puestazo a un personaje sumamente gris como Víctor Manuel Aguado, que llegó —presumiblemente de la mano de un famoso promotor—, y sin análisis de por medio empezó a correr gente cuando en la Selección por fin existía una estructura interna en ciencias del deporte y todos los departamentos involucrados como fisioterapeutas, psicólogos, nutriólogos y preparadores físicos.
Aguado, cuyo único mérito es ser amigo de ‘La Bomba’, fue contratado para descomponer lo poco que funcionaba en el Tri.
FIESTA O TRAGEDIA
Si esta noche México remonta el 2-0 que le propinó Honduras en la Ida de los Cuartos de Final de la Nations League, lo cual es muy factible, los duendes que operan las redes sociales del Tri lanzarán festejos desmedidos y declararán que el equipo está listo para contender por la Copa del Mundo de 2026.
El otro escenario, el de un nuevo ridículo histórico que nunca debe descartarse tratándose de la Selección Azteca, volvería a desmoronar las ilusiones de un equipo supuestamente renovado y en una etapa de resurgimiento con el mejor técnico mexicano de la historia a la cabeza.
Tendrían que irse todos, con ‘La Bomba’ y el ‘Vasco’ por delante.
Pase lo que pase, la historia fallida del Tricolor no cambiará ni para bien ni para mal por un simple partido ante la inexistente selección de Honduras.