James Rodríguez jugó su mayor número de partidos en cinco años con León en México. Rindió y se fue en paz con los hinchas en una temporada sin competitividad.
El fútbol mexicano le devolvió el protagonismo en un año con retos exigentes para la Selección. Necesitaba esa continuidad para asegurar la clasificación al Mundial y mantener la capitanía. Lo consiguió en el club esmeralda con el que jugó 34 partidos: 31 por la liga, tres por la Leagues Cup.
Fue titular en 28. Hizo cinco goles, aportó nueve asistencias. Se hizo cargo del fútbol y su participación en liga local es la más alta desde que salió de Everton en 2021. Con los ingleses jugó 23 veces, con Olympiacos 20.
Su primer semestre fue positivo. Lo nombraron capitán y alcanzó los cuartos de final del campeonato. La ausencia en el Mundial de Clubes afectó al ánimo del equipo. Se derrumbó después de mitad de año. El técnico Eduardo Berizzo renunció a finales de septiembre. Su reemplazo Ignacio Ambriz tampoco pudo conjurar una crisis que alteró la competitividad de León. Cerró el curso muy temprano.
En la campaña de esta segunda parte del año ganó tres partidos, empató cuatro y perdió 10. Hizo 14 goles, recibió 31. Penúltimo puesto justificado.
Ambriz valoró lo que dejó el colombiano.
"La verdad que el cariño de la gente se lo mostró cuando salió, él también lo agradece y le dije: ‘a donde vayas siempre dejarás un buen recuerdo en México", señaló.
Los hinchas lo despidieron con aplausos.
Su futuro es incógnita para el año de Mundial. El DT Néstor Lorenzo advirtió que “el presente es bueno, pero en el futuro sí queremos que compita, como lo viene haciendo, porque estuvo bien”.