En el draft del Apertura 2006 y teniendo en el tiempo encima, se tenía que armar un equipo para competir en el ascenso. Piezas importantes ya habían sido vendidas por la mañana de dicho evento y ante la premura del tiempo, la Federación Mexicana de Futbol nos otorgó cuatro días más para armar el equipo, entonces no teníamos que tomar jugadores por pánico, situación muy común en estos mercados de piernas, que casi al final del día, todos los equipos empiezan a contratar sin un verdadero plan.
Junto con la directiva, quedamos en ver más o menos como estaba el mercado y qué jugadores podían servir en lo deportivo y en lo económico. Tenía que ser, un equipo que no rebasara los 600 mil pesos de nómina mensual.
De esta forma, nos entrevistamos con varios candidatos pero sin cerrar ningún contrato, pues teníamos por regla establecida cuatro días más que el resto de los competidores.
En algún momento de tarde, me salí del salón del evento y me fui a la calle a fumar un cigarro. En ese lugar estaban muchos jugadores que no tenían acceso al salón principal y estaban en espera de ver o contactar a algún representante de equipo.
Fue en ese momento que se me acercó Joaquin Velázquez. Yo sabía perfectamente quien era. Mi relación con él era de cero, sin haberlo tratado nunca, hasta un poco mal me caía. Creo q venía de jugar en Lobos la temporada pasada y tenía alguna lesión. Sin más me saludó y me explico que quería pertenecer al equipo.
Su razón, para mi fue contundente: su hijo, el chico, que ahora tiene 16 años, nunca lo había visto salir a la cancha del vestidor con el uniforme del Puebla y él quería cumplirle ese deseo. Yo le dije lo de su lesión, pero a él no le importó eso, diciéndome que solo lo contratara con el mínimo requerido en un contrato, que él se iba a recuperar para ganarse un lugar y que su hijo lo viera salir del túnel. También me dijo que después de ese día, sin ningún problema, él dejaba el equipo.
A mi en verdad y dada la trayectoria de Velazquez en el Puebla, se me hizo una muy noble causa e imposible que no complacerle dicha petición. Le dije que su contrato sería por 5 mil pesos, cosa que a él no le importó porque tenía un objetivo más importante.
Lo contratamos lesionado y para el arranque de la temporada casi estaba listo. En el primer juego conta Lobos no participó. En el segundo frente a Monterrey fue a la banca, pero, en ese juego que perdimos, mi central Palma fue expulsado. Para el tercero en casa ante Tampico, tuvoque salir de titular. En ese momento se cumplió mi pacto de que su hijo lo viera salir del túnel a la cancha.
El partido se ganó, siendo el primer juego en el ascenso q sacábamos los tres puntos. Quien diría que después de ese juego, se ganó la titularidad en todo el torneo, pero lo más importante fue que se ganó o ejerció el liderazgo del equipo. Hubiese sido imposible, sin ese liderazgo, haber ascendido, más allá del buen juego de todos sus compañeros.
Su liderazgo lo ejerció desde el ejemplo y desde la máxima rectitud para con sus compañeros y para conmigo. Siempre que había un problema, se esperaba para tratarlo en el momento exacto, sin medias tintas, respetuoso y frontal. Era imposible mediar ante sus peticiones, pues siempre las trataba para beneficio del equipo. Obvio su contrato inicial se rompió y se le hizo uno nuevo acorde a su peso dentro del equipo.
Después del ascenso jugó 3 temporadas en el equipo. Cuando me despidieron, él estaba en el equipo pero no era bien visto por el entrenador en turno. A media temporada fue despedido del equipo y en el siguiente torneo, en cual me volvieron a contratar, el ya tenía contrato con el Veracruz y por esa razón llegó Duilio Davino.
Después de una temporada en la cual llegamos a semifinal y Davino se fue al Monterrey, Joaquin regreso al Puebla y terminó como Dios manda su carrera, en el equipo que inició su trayectoria y en el equipo que triunfó.
Por una promesa a su hijo perfectamente cumplida, el Puebla y un servidor, nos favorecimos con su incorporación. En todos los equipos que he entrenado, siempre busco a mi Joaquin Velazquez, así empecé y así aprendí, cosa muy difícil de lograr.