<
>

Juan Reynoso, el hombre que rompe las grandes sequías

Juan Reynoso ha esquivado a la muerte, las pedradas de la opinión pública y las marcas perpetuas. Hoy, en la institución de su vida, buscará terminar con 23 años y medio de sequía de títulos en Cruz Azul

La vida de Juan Reynoso se ha especializado en romper esquemas. Debutó a los 16 años con Alianza Lima y a los 18, fue sobreviviente de la plantilla que murió tras el desplome de su avión, gracias a una lesión que le evitó viajar. Esta lección lo impulsó a enfrentar los retos con la humildad que hoy sustenta su vida y le ha permitido terminar con dos grandes rachas de sequías de títulos en el futbol peruano: Hizo campeón al Melgar tras 35 años y al Bolognesi 78 años después. Ahora busca hacer lo mismo con Cruz Azul.

Siempre recordará el día en que le pronosticaron una carrera corta en el futbol mexicano: “Eres demasiado flaco para ser central, como tú han llegado muchos y ya no están”. Reynoso lo tomó como una prueba y la afrontó a su estilo: en silencio y con profesionalismo. Se asentó como insignia de la Máquina del 97, junto a Carlos Hermosillo, y rompió la racha de 17 años sin títulos del Cruz Azul.

Juan Máximo dio el salto de una carrera exitosa como jugador multicampeón y seleccionado nacional, a una aventura a cargo de un equipo. El hombre tenía claro, desde su etapa como central, el futuro que le aguardaba.

“Él como capitán y jugando ahí como central, siempre fue un líder en el equipo de Cruz Azul, y en los otros equipos que ha jugado Juan, porque está ahí atrás, siempre armaba los equipos”, dijo Tomás Campos a ESPN Digital.

El Coronel Bolognesi fue el primer equipo que le abrió las puertas como entrenador. Aquel conjunto humilde de la región de Tacna, Perú, que marchaba último de la tabla, acostumbrado a pelear por la permanencia; consiguió su primer y único campeonato en la historia, después de 78 años, con el peruano al mando.

Aunque finalmente el Bolognesi desapareció por crisis económica en 2013, Reynoso los sacó de la lucha contra el descenso y los llevó a su primera Copa Libertadores en 2007. Su cosecha: 36 puntos, además de haber sido la segunda mejor ofensiva y defensiva. Un sello que, por cierto, ha caracterizado el resto de su carrera como director técnico: equipos equilibrados y sólidos.

Reynoso ha aceptado que su formación como entrenador se la debe a Sergio Markarian y al futbol mexicano, con maestros como Luis Fernando Tena, Enrique Meza y Víctor Manuel Vucetich, hombres que fundamentan su sistema en el orden defensivo

Y con esa misma formación llevó al Melgar, el cuarto equipo más ganador en la liga inca, a un campeonato tras 34 años. Una institución que en 2014 atravesaba una crisis económica y desestabilidad en el vestidor, justo 1 año previo a su centenario:

“La intención no solo es llevar buenos jugadores, sino buenas personas, que los jugadores que crezcan en el club sean rodeados de buenos profesionales, que den buenos ejemplos. Este año nos va a servir de transición, vamos a pelear arriba y el año que viene, el del centenario, sea una fiesta y seamos el equipo a vencer”, dijo en su presentación.

Y cumplió. Una vez más, Reynoso llevó a una plantilla humilde a ser la mejor defensiva y la segunda mejor ofensiva del torneo. Con todo y los cuestionamientos en su entorno, después de haber estado más de 2 años como asistente en Cruz Azul y DT del equipo de ascenso.

El limeño sabía que en la liga mexicana estaba su futuro y el sustento de su credibilidad. Finalmente, Puebla le dio su primera oportunidad como entrenador en México y los llevó a liguilla, tras 5 años de ausencia.

La secuencia estaba marcada, el regreso del ídolo a su casa. Hoy su Cruz Azul es histórico. Alcanzó la racha de 12 victorias al hilo y superó su propia marca de puntos, en torneos cortos, al llegar a 41.

Reynoso ha esquivado a la muerte, las pedradas de la opinión pública y las marcas perpetuas. Hoy, en la institución de su vida, buscará terminar con 23 años y medio de sequía y legitimar, de una vez por todas, su posición de conquistador de grandeza.