La fiesta era de Luis Suárez, que en el primer tiempo anotó un doblete y dio una asistencia, pero Lionel Messi también dijo presente en la contundente goleada 5-0 de Inter Miami ante Orlando City por la MLS.
El astro argentino, que venía de marcar en el empate agónico frente a LA Galaxy, había mostrado destellos de su jerarquía en la etapa inicial, incluyendo una asistencia para el Pistolero, que convertía en offside. También había coqueteado con el gol mediante un tiro libre que se estrelló en el palo y, luego, con un tiro rasante que salió apenas desviado.
Pero promediando el complemento, Messi anotó uno de los goles más bizarros de su carrera. Suárez y Jordi Alba armaron una gran pared y el lateral español definió mano a mano contra Pedro Gallese, pero sobre la línea el sueco Robin Jansson salvó la caída de su valla épicamente, haciendo rebotar el balón en el travesaño.
El problema es que allí estaba el rosarino, que en el área chica controló de pecho y, mientras el arco se levantaba, convirtió sin volver a tocar la pelota, ya que fue sujetado por un rival, que no pudo evitar el 4 a 0 de las Garzas. Esta conquista, con el pecho, hizo recordar, además, a la del propio Messi ante Estudiantes, por la final del Mundial de Clubes 2009.
Poco después, y tras un excelso centro de Suárez, Messi marcó de cabeza, a contrapierna de Gallese, y estampó el 5 a 0.