La Selección Argentina llega a la Copa del Mundo de Qatar 2022 con un favoritismo que no solo se lo da la presencia de Lionel Messi o la gloria alcanzada en el pasado: tiene un equipo que brilló en las Eliminatorias, que rompió la sequía de 28 años sin títulos al consagrarse en la Copa América 2019 y que vapuleó a Italia en la Finalissima disputada en Wembley.
Después del conflictivo Mundial de Rusia 2018, Lionel Scaloni encabezó una necesaria renovación. El excolaborador de Jorge Sampaoli citó a jóvenes valores que mostraron sentido de pertenencia y sobre todo, hambre de ganar cosas. Con la experiencia de los sobrevivientes de ciclos anteriores, se conformó un plantel unido, tanto adentro como afuera de la cancha.
El entrenador nunca se casó con un esquema táctico. Según su visión, el dibujo es importante pero no lo único. Declaró en más de una oportunidad su gusto por un fútbol vertical, en el que pueda robarse rápidamente la pelota para atacar al rival. Apostó por un mediocampo de buen pie, laterales de vocación ofensiva y un equipo en el que Messi no tiene la obligación de ser el salvador.
Emiliano Martínez llegó al arco de la Albiceleste en la previa de la Copa América 2021 y no lo largó más. La presencia de Dibu y la de Cristian Romero, que se sumó casi en simultáneo, garantizaron solvencia defensiva. El compañero de zaga de Cuti es Nicolás Otamendi, uno de los históricos que recuperó su mejor versión. Nahuel Molina se lució en Udinese y se quedó con el lateral derecho, en una lucha palmo a palmo con Gonzalo Montiel. En la banda izquierda también hay una interesante disputa entre Marcos Acuña y Nicolás Tagliafico.
Lo dicho, la mitad de la cancha se caracteriza por futbolistas de mucha técnica. Leandro Paredes se convirtió en el patrón del medio, pese a las dudas que surgieron en un principio. Su reemplazante natural es Guido Rodríguez. Rodrigo De Paul es probablemente el jugador que más creció en la Selección. Un todoterreno que le aporta dinámica y versatilidad al equipo. La rompió en la final del Maracaná y es una fija para el DT. La gran ausencia será Giovani Lo Celso, quien completaba el trío de volantes. El mejor socio de Lionel Messi se quedará afuera por una lesión que lo obliga a operarse. En su lugar seguramente estará Alejandro "Papu" Gómez.
Los tres de ataque son inamovibles: Ángel Di María volvió a sentirse importante en la Selección, anotó el gol del título ante Brasil y también aportó su cuota contra Italia en Wembley. Es probablemente uno de los que mejor se entiende con Lionel Messi, el distinto, el que es capaz de destrabar todo, aunque el paso del tiempo le impida tener el desequilibrio de hace algunos años. Hoy el capitán es un futbolista mucho más completo, está bien rodeado, puede generar y también desnivelar, y ya no carga con una mochila tan pesada. El referente de área es Lautaro Martínez, un verdadero Toro por cómo se brinda. En defensa, es el primero en correr y meter para recuperar la pelota. Y cuando le queda una chance clara, no suele perdonar.
En los últimos tiempos, la Selección consiguió una identidad de juego definida más allá de los nombres. Quizás ese sea el interrogante por develar en Qatar. Si los jugadores de relevo pueden estar a la altura de los titulares. Sobra unidad, confianza y compromiso. Motivos para ser optimistas.
En definitiva, el posible once mundialista sería: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristiano Romero, Nicolás Otamendi, Marcos Acuña o Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Leandro Paredes, Alejandro Gómez; Lionel Messi, Ángel Di María y Lautaro Martínez.