La insignia que enarbolan los hinchas en una Copa del Mundo es la bandera de su país, no de la federación deportiva. Los jugadores se emocionan hasta las lágrimas al cantar el himno y piensan mucho más en su familia, sus amigos y su pueblo que en el juego en sí mismo durante los instantes previos a los partidos. Los campeonatos de selecciones, con el Mundial como exponente definitivo, son el último ámbito en el que los futbolistas juegan por razones que exceden a las obligaciones del profesionalismo. Por eso, ejercitar el sentimiento patriótico puede ser la mejor manera de formar un seleccionado glorioso.
Ecuador logró la clasificación a Qatar 2022 poco después de protagonizar la mejor campaña de su historia en un campeonato juvenil. La base del plantel campeón sudamericano sub 20 en 2019, que luego finalizó en el tercer puesto del Mundial de la categoría, estará en Medio Oriente y, junto con algunos elementos que formaron parte de procesos anteriores y posteriores, forma la columna vertebral de una Tri que tiene argumentos para soñar.
Para Jorge Célico, entrenador de aquel equipo y formador de la próxima generación mundialista ecuatoriana, el título conseguido en Chile sirvió al menos en dos direcciones: para demostrarle a todo el continente que el trabajo en juveniles es el mejor camino hacia el éxito y para armar la base que le permitió a Gustavo Alfaro tomar la valiente decisión de generar un recambio que revitalizó el combinado mayor y logró el pasaje a Qatar.
DOS CAMPAÑAS PARA LA HISTORIA
Ecuador logró aquella epopeya sub 20, su primer título internacional en cualquier categoría, tras finalizar líder en la fase inicial por sobre Argentina y Uruguay y ganar el hexagonal final, en la que incluso Brasil quedó eliminado del Mundial. En su campaña, venció dos veces a la Albiceleste, igualó con la Verdeamarela y solo cayó ante el cuadro charrúa. En la jornada final, demostró carácter para golear a Venezuela y levantar el trofeo en Rancagua.
Cinco meses después, el mismo plantel disputó el Mundial de la categoría en Polonia. Aunque el rendimiento colectivo e individual había sido muy bueno, un empate contra Japón y una derrota con Italia dejó a la Tri al borde de la eliminación en primera ronda antes del encuentro con México. En ese duelo apareció la personalidad y el gol de Gonzalo Plata le otorgó el boleto a octavos, donde esperaba Uruguay, el verdugo de Chile. Entonces, llegó la revancha en el momento más oportuno: fue victoria 3-1 con total justicia. En Cuartos superó a Estados Unidos y en semis llegó una derrota injusta frente a Corea del Sur. Sin embargo, el tercer puesto logrado frente a Italia le dio un cierre glorioso a la mejor campaña histórica de Ecuador en un torneo FIFA.
Según Célico, la capacidad de competir es fundamental en la formación de un grupo ganador. El proceso que culminó con los éxitos de Chile y Polonia comenzó un año y medio antes, con decenas de entrenamientos y giras por el exterior que permitieron generar unidad y sentimiento de pertenencia. Además, la posibilidad de competir más de una vez contra rivales como Argentina, Uruguay y Brasil también sirve para "perder el miedo", según palabras del propio DT.
Leonardo Campana fue el hombre-gol del legendario sub 20 campeón. Aunque le costó entrar en la dinámica de la Tri mayor, hoy da pelea por un lugar en Qatar 2022. Para él, 2019 fue el año que le "cambió la vida". Sobre las razones de aquel éxito, da una mirada distinta: "Teníamos un muy buen equipo. Lo único que nos faltaba a los ecuatorianos era creérnosla y eso fue lo que hicimos", dijo en sintonía con su entrenador.
Está claro que las condiciones de los futbolistas ecuatorianos que jugarán el próximo Mundial son indiscutibles, por eso era necesario un cambio de mentalidad, un fortalecimiento del carácter. Eso también llegó con este grupo. Y ese temperamento también sirve para las búsquedas individuales, ya que Campana afirmó sobre sus objetivos particulares: "Confío en mis condiciones, sé de lo que soy capaz y obviamente estar en el Mundial es uno de mis objetivos. Es una idea que no me quita nadie de la cabeza y estoy seguro de que lo voy a conseguir".
"LA LLAMITA DE LA GLORIA"
Además de talento, ¿qué necesita una generación capaz de cambiar la historia? Respondió Célico en diálogo con ESPN.com.ec: "Les explicamos por qué y para quién jugamos la Copa del Mundo (en Polonia en 2019). Que no pensaran que la jugaban solo para ellos, por su ego personal. Les dijimos que había millones de ecuatorianos que iban a estar pendientes del campeón de Sudamérica y no los podíamos defraudar. Esa gente tenía que tener una alegría nuestra. Por eso nosotros debíamos despojarnos de esos egos. Lo que hicimos fue volverlos terrenales a los chicos. Y con eso encendimos la llamita de la gloria".
La fortaleza del plantel que será mundialista es su íntima convicción de defender "al país". No solo a la camiseta, sino a la Nación entera. El mencionado Campana, Gonzalo Plata, Diego Palacios, José Cifuentes, Jackson Porozo, Moisés Ramírez y Alexander Alvarado estuvieron en Polonia y podrían repetir en Qatar. Además, Pervis Estupiñán, Piero Hincapié y Jeremy Sarmiento también formaron parte de diversas selecciones juveniles, tanto sub 15 como sub 17. El corazón de la Tri mundialista en Qatar late desde hace un largo tiempo.
"INVENTIVA PURA"
Gonzalo Plata es, por jerarquía y talento, uno de los símbolos de esta generación. Ya demostró en las Eliminatorias y en la Copa América que tiene el carácter necesario para imponerse. Según la mirada de Célico, Plata es "el jugador más habilidoso. Gonzalo es inventiva pura. Nadie sabe lo que va a hacer. Tiene improntas... cuando nadie lo espera tira un caño. Desde ese punto de vista es el de mayor imaginación. Es un loquito lindo". A sus características naturales, el proceso en las juveniles le sumó la identificación necesaria para convertirse en símbolo del fútbol de su país.
Cuando al actual delantero de Valladolid se le pregunta sobre el Mundial responde con las palabras de rigor: sueño, objetivo, preparación... pero al mismo tiempo le suma un concepto más, relacionado con lo destacado antes por Célico: habla de "la gente". Para Plata, darle una alegría al pueblo ecuatoriano es primordial. Lo manifestó durante las Eliminatorias, cuando la clasificación no estaba asegurada, y lo hizo también después. "Tenemos que hacerlo por los hinchas". Para subrayar esto, en julio visitó su barrio natal y su escuela en Guayaquil.
Estas actividades sociales, que parecen alejadas del juego pero que en realidad forman parte fundamental de la construcción de un futbolista "de Selección", fueron impulsadas por Célico y su cuerpo técnico. "Cuando estábamos en Quito en la preparación siempre hacíamos visitas. Ancianatos, hospitales. En una ocasión fuimos al Hospital Pediátrico Baca Ortiz. Fue durísima. Visitamos el sector de enfermos terminales y les hicimos firmar una bandera del Ecuador a esos chicos. Luego la llevamos a la Copa del Mundo y sabíamos que a la vuelta muchos de esos chicos que firmaron no iban a estar vivos. Con eso lo que intentamos es que los jugadores no vivieran en esa nube que vive el jugador profesional". Otra vez, la importancia del "para quiénes se juega".
EL HOMBRE INDICADO
Jorge Célico se ganó una reputación de prestigio gracias a su trabajo en las divisiones menores de El Nacional y Universidad Católica durante más de diez años. En 2017 se hizo cargo de las formativas de Ecuador, cuando los jugadores de las categorías 1998, 1999, 2000 y 2001, que hoy representan una sólida mayoría en el seleccionado mayor (15 de los 28 convocados de la última lista nacieron en esos años), recién estaban en pleno desarrollo.
La mano del técnico argentino fue muy importante en una etapa decisiva de la evolución. "El proceso de selecciones es primordial", explica el DT. "En las juveniles aprendieron cómo comportarse. Cuáles son sus responsabilidades. Eso te lo da el roce de selecciones. Entiendes lo que es representar a un país, tomas hábitos de jugador de Selección. Siempre que los procesos disciplinarios se cumplan. Lo mismo pasa en las inferiores, todo lo que debas enseñar, lo enseñas ahí. Después no lo corriges", contó Célico en diálogo con ESPN.com.ec.
TALENTO MÁS TALENTO
Además de los siete futbolistas que jugaron en Chile y en Polonia en 2019, tres nombres sobresalen en el plantel que será mundialista. Dos de ellos son todavía más jóvenes que los campeones sudamericanos y uno apenas más grande. El más reconocido hoy es Moisés Caicedo, quien representa la excepción a la regla: nunca representó a su país en juveniles y, aunque surgió de la prolífica cantera de Independiente del Valle, tampoco tuvo un paso muy destacado por las inferiores de su club. Sin embargo, su aparición en primera fue rutilante y su crecimiento aún continúa sin techo.
Ha sido uno de los mejores mediocampistas del comienzo de la Premier League. Su capacidad técnica, inteligencia táctica y potencia física lo convierten en un fuera de serie no solo para Ecuador sino para el fútbol sudamericano todo. Tiene solo 20 años, pero su personalidad y temperamento le dan una aura de veteranía que lo eleva aún más. Nacido en un barrio humilde de Santo Domingo, su talento excepcional le permitió acoplarse muy rápido a ese sentimiento de pertenencia que ya tenía el plantel ecuatoriano. “Sueño con hacer historia en el Mundial. No solo pasar una fase, sino seguir; solo tenemos que creer y trabajar para cumplir nuestro sueño”, dijo en 2021.
Otro de los jóvenes que forma parte de la columna vertebral de Gustavo Alfaro es Piero Hincapié. El defensor de Bayer Leverkusen no pasó por la sub 20 debido a su precocidad, pero sí jugó en la sub 15 en 2017 y en la sub 17 en 2019, cuando jugó el Mundial de Brasil. Emigró a Talleres de Argentina muy joven, tras jugar solo tres partidos en la primera división de Independiente. Para Célico, "siempre fue muy destacado. Es de los que no se amilanan contra nada. Y el fútbol argentino lo hizo crecer. Lo hizo más sólido, más hombre. Ser central allí es complicado. Hoy es indiscutido".
Pervis Estupiñán es el líder futbolístico del equipo. Aunque por su posición pueda parecer extraño, el juego de la Tri pasa por los pies del nuevo lateral izquierdo de Brighton. Dos años mayor que la generación 2019, sí tuvo un destacado paso por los seleccionados menores, con participaciones en el Sudamericano sub 17 2015 y en el Sudamericano y el Mundial sub 20 2017, cuando Ecuador fue subcampeón continental con un equipo que también tenía a Byron Castillo, Félix Torres, Joao Rojas, Jhegson Méndez y Jordy Caicedo. El exjugador de Villarreal era la gran figura de aquel plantel dirigido por Javier Rodríguez.
EL SUEÑO DE QATAR TIENE ARGUMENTOS
Identificación patriótica, talento natural, conciencia de grupo, carácter, temperamento y conocimiento propio y de los rivales. A partir de estos argumentos se desarrolló la generación de Ecuador que dio con total naturalidad el salto desde la Sub 20 hacia la mayor y en su primera oportunidad logró la clasificación a la Copa del Mundo con suficiencia y sin sufrir.
En los últimos tiempos quedó demostrado que la experiencia en combinados juveniles ha sido un atributo muy importante en los equipos que se destacaron a nivel mundial. España, Alemania y Francia, los últimos tres campeones, formaron planteles que se conocían muy bien y que habían empezado su trayectoria en el sub 17 o sub 20. Lo mismo ocurre con la Argentina subcampeona en 2014. Formar identidad, tanto entre los mismos futbolistas como con la Nación, puede marcar la diferencia en un campeonato como el que viviremos en Qatar 2022.
Apenas se hizo cargo de la Selección, Alfaro tomó una audaz decisión que hoy parece obvia pero que en octubre de 2020 no era tan fácil de ver. Les dio confianza a jugadores de 20 años o menos en desmedro de otros más experimentados y los sostuvo más allá de algún altibajo esperable. Haberlo hecho al comienzo de las Eliminatorias, con la Copa América en el transcurso de la competencia, hizo posible que llegaran a la Copa del Mundo con una buena cantidad de minutos de juego y rodaje en el primer nivel. La valentía rindió frutos.
"Para mí es una Selección que tiene más futuro que presente. Tiene una generación de jugadores jóvenes realmente increíbles”, dijo a mediados de 2020 el seleccionador que será mundialista. Y agregó: "Me gustaría ser parte de ese proceso, ser parte de ese crecimiento y tener el poder de darle forma a ese sueño que tenemos de jugar el próximo Mundial de Qatar”. Luego de lograr la clasificación, Alfaro llamó a sus dirigidos "cazadores de utopías" y aventuró: "es el inicio de algo muy importante. El desafío es de 17 millones de personas. Nosotros vamos a llevar adelante la voluntad y los sueños de un país. Vamos a luchar por hacerlos felices. Y si no podemos conseguirlo, vamos a dejar la vida para que sientan la dignidad de un grupo que se siente identificado con una bandera, con un escudo y con un himno nacional".
Célico vislumbra "una gran presentación de Ecuador" desde el 20 de noviembre, pero espera que el punto máximo de madurez de la mayoría de sus exdirigidos esté en 2026. Y para eso considera que debe renovarse el contrato de Alfaro, quien consiguió la credibilidad del grupo y encontró la mejor forma de hablarles, de acompañar su desarrollo. Quizás, la consolidación en la Selección absoluta llegó antes de lo previsto para la gloriosa generación campeona en 2019, pero aprovechar la precocidad puede convertir a la Tri en algo que ni en los más optimistas sueños patrióticos aparecía.