Abrió el telón de la esperanza. Él mismo prácticamente lo cerró. No podía ser de otra manera en la historia de Messi si no es con sufrimiento, un sufrimiento que llevó a la Albiceleste hasta el límite, es decir, hasta los penales y ser campeón del mundo
QATAR -- Es la redención. El anhelo más grande. La coronación a una historia llena de éxito. Es Messi. Es el mejor del mundo. Hoy ya no es debate. Es una realidad.
No porque esta noche Lionel haya levantado la tercera Copa del Mundo para Argentina, no, lo es porque hizo todo por una selección que por momentos dejó los brazos abajo y él los levantó.
Abrió el telón de la esperanza. Él mismo prácticamente lo cerró. No podía ser de otra manera en la historia de Messi si no es con sufrimiento, un sufrimiento que llevó a la Albiceleste hasta el límite, es decir, hasta los penales. Es verdad que el título lo obtuvo todo un equipo. Que el futbol es colectivo. Que el futbol es de conjunto, pero cuando una persona conjunta las mejores culidades futbolístcias y humanas los lleva al campo de juego, entonces tenemos la representación del jugador nacido en Rosario.
También, se puede hablar de figuras como el ‘Dibu’ Martínez. Sin su liderazgo en la portería quizá hoy las crónicas en el mundo no hablarían de Messi. Detuvo uno de los penales decisivos y el otro lo dejó pasar, pero jamás se achicó, como el mismo equipo celeste que sólo tuvo 10 minutos donde no pudo reaccionar al empate que alcanzó Francia de la mano de su figura Kylian Mbappé.
“Vamos Argentina, la concha de su madre. Somos campeoens del mundo”, lanzó incluso el propio Messi previo a la premiación. El extasis en palabras porque no había más que decir, mientras los franceses, callados, se refugiaban en su banquillo en medio de una contagiante tristeza.
Hablar de los 120 minutos es un hacerlo de un partido que hizo vibrar a 88 mil 966 personas en el Estadio Lusail, pero que logró impactar a un planeta por las emociones que arrojó, primero a lo largo de los 90 minutos y después en los 30 minutos restantes donde el sufrimiento alcanzó todos los límites posibles, pues Argentina no pudo liquidar a sus rivales franceses.
El juego es resumirlo a dos figuras de las que se esperaba mucho. Lionel Messi y Kilyan Mbappé. No fallaron. El primero porque comandó un resultado parcial de 2-0 que hacían pensar que la trofeo de FIFA se iría a las vitrinas en forma fácil a sudamérica, pero en los 10 minutos finales, vino la encrucijada, los fantasmas de una Argentina que parece que le gustan las novelas de drama, donde se deja hasta el final la satisfacción del final feliz.
En el 80’, Mbappé le dio sueños a Francia y un minuto después los sueños se convirtieron en realidad con el empate que mató la moral de Argentina con todo y Lionel Messi que justo fue quien perdió el balón para el ataque francés que coronó el atacante del París-Saint Germain.
Los tiempos extra hacían presagiar lo peor. Una Argentina caída y una Francia en pleno ascenso. Sin embargo, nuevamente Lionel Messi congeló a los galos cuando contrarremató un disparo de Lautaro Martínez lo que hacía nuevamente pensar que Argentina se llevaba la victoria, pero la novela Albiceleste es dramática y nuevamente se complicó cuando en los minutos finales Mbappé anotó el gol de pemalti que los llevó a la definición por penales.
Ahí, nuevamente Messi volvió a levantar la mano de líder y su penal lo ejecutó con maestría, después del primer tanto logrado por Kylian. El traje de héroe ya estaba muy gastado.
'Dibu' Martínez decidió ponérselo al detener el primer penal francés ejecutado por Coman, tras el fallo, nuevamente Tchouameni sacó su disparo de la portería y toda posibilidad de que Francia lograra el título. No había más. La historia de ofrecer a Messi la redención. La historia hoy le da la oportunidad de gritar a los cuatro vientos que es el mejor del planeta y quizá de la historia. Quien tenga dudas... no es terrestre.
La Pulga tomó su redención y llevó a Argentina a lo más preciado sin Diego Armando Maradona, pero seguramente con la bencidión del ‘10’ argentino que no está más, pero que su silla hoy ocupa el hombre nacido en Rosario: Lionel Messi.