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El peso de la pandemia en el camino sudamericano rumbo a Qatar

El covid 19 golpeó al fútbol como ninguna otra cosa desde la Segunda Guerra Mundial. En un planeta que lucha por sobrevivir a la peor pandemia de los últimos cien años, el deporte más popular tuvo que adecuarse a una situación inédita. En ese contexto, las Eliminatorias sudamericanos sufrieron grandes cambios, que van desde las fechas de disputa hasta la duración de la competencia y la logística de las delegaciones. Como sucedió con cada una de las competencias internacionales, la Conmebol se vio obligada a modificar la clasificación mundialista.

¿Cómo puede afectar esto a la hora de jugar al fútbol? Quizás por estas tierras no haya renuncias como en Asia, donde Corea del Norte decididó retirarse de la competencia, pero sí afectará de varias formas, algunas de las cuales aún son imposibles de dimensionar y otras ya se han vivido en diversos campeonatos y latitudes. El camino a Qatar 2022 quedará marcado a fuego por el coronavirus, de eso no caben dudas. Y quien mejor logre adaptarse a estas circunstancias particulares sacará gran ventaja.

Cuando en diciembre de 2019 se sorteó el calendario clasificatorio en Paraguay, casi nadie conocía la existencia de una misteriosa enfermedad surgida en Wuhan. Las 18 fechas se confirmaron para disputarse entre marzo de 2020 y noviembre de 2021, del mismo modo que había ocurrido en los anteriores cinco Mundiales. Un certamen extenso, con partidos separados por varios meses y oportunidades para todos. Pero todo cambió a comienzos de 2020.

La doble jornada de marzo se postergó varias veces, a pesar de los incesantes intentos de la organización por disputarlas. Recién pudo llevarse a cabo en octubre, siete meses más tarde de lo previsto. En el medio, también se canceló la Copa América. Las selecciones tuvieron el año con menos actividad desde la década del cuarenta. El contraste con lo que ocurrirá en junio es total, ya que habrá cuatro equipos que disputarán nueve partidos oficiales en poco más de un mes, algo que tampoco tiene precedentes.

En las primeras fechas no hubo grandes sorpesas. Jugaron más o menos los mismos jugadores que podrían haber jugado en marzo. La gran diferencia, que se mantendrá, es la ausencia de público en los estadios. Eso hace que las localías ya no tengan el mismo valor de tiempos normales. Y también les da mayor valor a elementos geográficos que pueden aprovechar los dueños de casa, como la altura, el clima o el terreno de juego. La balanza suele inclinarse por detalles en este continente.

De un plan en el que se iban a jugar 18 partidos en 20 meses, se pasó a uno en el que se disputarán 14 en menos de 10. Que el Mundial sea en noviembre y diciembre en lugar de en junio y julio fue una bendición, porque permite que el final de las Eliminatorias sea en marzo y no en noviembre del año anterior como de costumbre. Muchos partidos en poco tiempo, con las competencias de clubes en el medio. Será una verdadera prueba de capacidades físicas y psicológicas.

Otro aspecto importante que trajo la enfermedad fue la cantidad de bajas por positivos o por contactos estrechos. Los viajes provocan todavía más contagios y ya no se puede estar seguro de contar con todos los convocados hasta el último momento. Si las lesiones son un fantasma siempre temido por los seleccionadores, esto llegó para sumarse a esa preocupación, porque en un mano a mano crucial una sola ausencia puede marcar la diferencia entre seguir con vida o despedirse de la clasificación.

Aunque en varias ocasiones se mencionó la posibilidad de cambiar el formato de las Eliminatorias y volver a jugarla en grupos tal como sucedió hasta 1998, la Conmebol se mostró inflexible en mantener el todos contra todos, incluso a riesgo de no llegar con los tiempos. Hoy, la pandemia está en su peor momento en varios países de la región pero la vacunación avanza y la esperanza también. Todos creen que para septiembre la situación sanitaria será mejor e incluso que se podrán jugar las últimas jornadas con público.

Qatar 2022 se ve cada vez más nítido en el horizonte, para antes de llegar hay que sortear la peor pandemia de las últimas generaciones.