El The Best, como cualquier otro premio que entregue el futbol, no puede estar en mejores manos que las de Messi.
Este lunes Lionel Messi volvió a ser reconocido como el mejor futbolista del planeta. Difícil discutir un premio así para un jugador así y que, entre otras distinciones, tiene otras 52 a nivel individual a lo largo de una carrera que le ha valido para ganarlo todo también a nivel colectivo.
El último Mundial de Qatar sigue muy fresco en la memoria de todos nosotros. Apenas hace poco más de dos meses Messi y Argentina ganaron la Copa del Mundo. El último pendiente que le quedaba al que para mí es, y lo era ya antes de Qatar, el mejor futbolista de la historia. Después de eso, el debate, para quienes lo quieran mantener, se quedó sin su principal argumento.
Messi tuvo en el Medio Oriente un torneo sobresaliente. Durante siete partidos el argentino rozó su mejor versión, aquella que presumió tantas veces y casi en cualquier cancha con el Barcelona y que todavía hoy, de vez en cuando, se asoma con el PSG. No hubo ningún futbolista capaz de acercarse al nivel de juego y de influencia que tuvo Messi sobre el torneo más importante en el mundo del futbol. Fue tan determinante para que Argentina ganara el Mundial como antes lo había sido ya, 36 años atrás, Maradona con la propia albiceleste o Pelé con Brasil en 1970. Sólo por compararlo con las dos actuaciones más brillantes que se recuerden en un Campeonato del Mundo.
El asunto es que Messi ya se fue de Doha no sólo con la Copa del Mundo; se llevó también la distinción al mejor jugador del torneo. Y lo que recibió este lunes en París dejó la sensación de ser una extensión a ese último mes de diciembre.
La distinción de The Best consideraba las actuaciones de los candidatos al premio desde agosto de 2021 que arrancó la última temporada europea, y hasta el 18 de diciembre de 2022 para dar cabida a un Mundial que, evidentemente, iba a tener mucha influencia en el resultado.
Los meses para evaluar son bastante parecidos a los que consideró el último Balón de Oro que se entregó en octubre del año pasado a Karim Benzema. Para ese premio, Messi no estuvo entre los 30 finalistas. Lo más curioso es que, salvo algún debate bastante mesurado, una gran mayoría pareció coincidir entonces en que su primera temporada en París y la colita de su etapa en el Barça no habían sido suficientes para estar entonces entre los mejores del mundo.
La realidad es que lo único que pasó y que cambió del 21 de octubre de 2022 al 27 de febrero de 2023, ha sido el Mundial de Futbol. Para nada poca cosa. Y sí evidencia suficiente de que son apenas un puñado de partidos (siete en años mundialistas o los 13 que juega un campeón de Champions en los demás) los que realmente deciden el premio que debería medir las temporadas completas de cada jugador.
Otra cosa es reconocer después que el The Best, como cualquier otro premio que entregue el futbol, no puede estar en mejores manos que las de Messi. Se trata del mejor de la historia. Pero la reflexión de hoy va más allá de Messi.