Diego Abreu, delantero uruguayo hijo del Loco Sebastián Abreu, tuvo una infancia particular recorriendo el mundo, interesándose por el fútbol de manera tardía y teniendo un instinto goleador como su padre.
Abreu nació el 27 de agosto del 2003 en el Distrito Federal de México, y de niño vivió en seis países al acompañar con su familia la carrera deportiva del Loco: México, Argentina, España, Grecia, Uruguay y Brasil.
“Ya cuando vino por el 2014 a Nacional, que mi padre pegó la vuelta, con mi familia tomamos la decisión de quedarnos en Uruguay porque había sido mucho cambio de colegio, acostumbrarnos al idioma y hacer nuevos amigos. Igualmente lo íbamos a visitar cuando estaba jugando en Ecuador, San Salvador o Chile”, relató el centrodelantero en una entrevista con ESPN en diciembre de 2022.
Diego aceptó: “Esa infancia tiene sus pros y sus contras. Como ventaja, que pude aprender varios idiomas como el inglés y el portugués, y que hasta el día de hoy tengo amistades en varios países. Y después como contra está que podés disfrutar poco de esos amigos, y tenés que ir constantemente cambiando todo”.
Sus inicios en el fútbol
“A mí me empezó a gustar el fútbol tarde. Papá me obligaba a ir a la escuelita de fútbol, pero yo solo iba para en el entretiempo tomar Gatorade. Recién comencé a competir estando en Río de Janeiro, que en realidad era futsal: vivíamos en un condominio de apartamentos y se juntaban niños, un día fui, apareció un técnico y empezamos a competir. Luego nos volvimos a Uruguay y comencé el baby fútbol”, narró Diego, quien en 2023 jugó en el equipo Sub 20 de Botafogo y en 2024 en el Sub 23 de Toluca de México.
Y señaló entre risas: “Me acuerdo de que mi padre se quejaba que yo solo aparecía cuando había Gatorade, entonces me amenazaba con que no me iba a llevar más a tomar Gatorade porque en realidad no cumplía la verdadera función para lo que iba”.
“Por poner un ejemplo, en el Mundial 2010 tenía seis años y tampoco me gustaba el fútbol. Para que te hagas una idea, el día que mi padre la picó yo no estaba viendo el partido. Empiezo a saltar y festejar cuando veo que mi madre y mi hermana Valentina empiezan a llorar y a saltar, yo estaba saltando y le preguntaba a Valentina por qué era eso. Y Vale me explicó llorando que habíamos clasificado a semifinales”.
En Uruguay, Diego comenzó jugando baby fútbol en Rincón del Carrasco y posteriormente en Carrasco Polo, en cuyo último año ya comenzó a compartir entrenamientos con la pre séptima de Defensor Sporting, club con el que hizo un viaje a Alegrete (Brasil, donde vivió una historia increíble al intentar emular a su padre y picar un penal) para jugar un torneo juvenil y allí empezar su carrera en divisiones formativas.
Las similitudes con su padre y ser ‘el hijo de’
Consultado por su parecido con su padre, Diego contó: “Antes de la lesión (en diciembre de 2021 sufrió una rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda) siento que no era tan parecido a papá, era más un nueve que marcaba las diagonales, que presionaba. Al retomar tenía bastantes cosas similares, como el ser referencia en el área, el juego aéreo y esos apoyos, pivotes, que son fundamentales. Es lo que rescato del parecido con papá”.
“¿Mis virtudes principales? Creo que son el hecho de estar bien posicionado dentro del área, el saber qué va a pasar, el estar confiado y el ser oportunista”, comentó el jugador que debutó oficialmente en Primera división el 31 de enero de 2025, jugando como titular ante Boston River por la primera fecha del Torneo Apertura del Campeonato Uruguayo.
E indicó sobre las críticas que puedan haber y el hecho de ser hijo de un futbolista reconocido: “Al principio, era como que no me importaba porque disfrutaba del fútbol. Hasta que llegó cierto punto en el que ya entrás en las redes sociales… Pero como soy una persona alegre y paso por arriba las cosas que leo, no me afecta mucho. Llega un punto en que tenés que apartarte de esas cosas, juntarte con amigos y la familia para volver a juntar energías y poder seguir”.