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Las particularidades de la carrera de Diego Abreu: su infancia en seis países, su interés tardío hacia el fútbol y sus referentes

Diego Abreu contó en ESPN varias particularidades de su carrera, destacando su algo tardío interés por el fútbol que generó una particular anécdota en relación al partido entre Uruguay y Ghana por el Mundial 2010, donde su padre, el Loco, picó un penal para que la Celeste se clasificara a las semifinales de la Copa del Mundo.

Además, el delantero de 19 años de la Selección Uruguaya sub-20 y de Defensor Sporting recordó su infancia y habló sobre sus referentes.

UN NIÑO TROTAMUNDOS Y EL HISTÓRICO PENAL QUE NO VIO

Abreu, que nació el 27 de agosto del 2003 en el Distrito Federal de México, vivió de niño en seis países al acompañar con su familia la carrera deportiva de su padre Sebastián: México, Argentina, España, Grecia, Uruguay y Brasil.

“Ya cuando vino por el 2014 a Nacional, que mi padre pegó la vuelta, con mi familia tomamos la decisión de quedarnos en Uruguay porque había sido mucho cambio de colegio, acostumbrarnos al idioma y hacer nuevos amigos. Igualmente lo íbamos a visitar cuando estaba jugando en Ecuador, San Salvador o Chile”.

“Esa infancia tiene sus pros y sus contras. De ventaja, que pude aprender varios idiomas como el inglés y el portugués, y que hasta el día de hoy tengo amistades en varios países. Por ejemplo, cuando fui a Brasil hace tres años pude juntarme con amigos como si yo hubiese seguido viviendo en Brasil. Y después como contra está que podés disfrutar poco de esos amigos, y tenés que ir constantemente cambiando todo”.

“A mí me empezó a gustar el fútbol tarde. Papá me obligaba a ir a la escuelita de fútbol, pero yo solo iba para en el entretiempo tomar Gatorade. Recién comencé a competir estando en Río de Janeiro, que en realidad era futsal: vivíamos en un condominio de apartamentos y se juntaban niños, un día fui, apareció un técnico y empezamos a competir. Luego nos volvimos a Uruguay y comencé el baby fútbol”.

“Me acuerdo de que mi padre se quejaba que yo solo aparecía cuando había Gatorade, entonces me amenazaba con que no me iba a llevar más a tomar Gatorade porque en realidad no cumplía la verdadera función para lo que iba”.

“Por poner un ejemplo, en el Mundial 2010 tenía seis años y tampoco me gustaba el fútbol. Para que te hagas una idea, el día que mi padre la picó yo no estaba viendo el partido. Empiezo a saltar y festejar cuando veo que mi madre y mi hermana Valentina empiezan a llorar y a saltar, yo estaba saltando y le preguntaba a Valentina por qué era eso. Y Vale me explicó llorando que habíamos clasificado a semifinales”.

“En Uruguay empecé baby fútbol en Rincón del Carrasco, y al no jugar mucho me terminé yendo a Carrasco Polo. El último año de baby fútbol empecé en pre´séptima de Defensor Sporting, con el que hicimos el viaje a Alegrete (Brasil) para jugar un torneo juvenil y ahí empezó mi carrera en divisiones formativas”.

LOS REFERENTES EN SU PUESTO

“Mi padre me dice que mire a Julián Álvarez, que es un delantero completo, que tengo que hacer las cosas que él haga. Y más como nueve de área me dice que mire a Haaland. Yo no soy tanto de mirar fútbol, pero siempre que se puede intento rescatar algunas cosas”.