Azul Caucigh tiene 19 años, nació en Trelew (Chubut) y tan solo con 16 se vino a vivir sola a Buenos Aires para "perseguir su sueño", como ella misma describe. Entendiendo que para poder llegar a Las Leonas algún día debía foguearse en las grandes ligas, eligió viajar para hacerse su lugar y entrenarse bien cerca de las mejores jugadoras del país. Así, Azul comenzó su aventura en el Club Ciudad de Buenos Aires y un tiempo después recibió la ansiada noticia de que estaba preseleccionada para formar parte de Las Leoncitas.
Este verano durante sus vacaciones familiares le sucedió algo muy especial que la convenció de que su pasión por el hockey es tan grande que debía compartirla.
Azul es muy disciplinada con su entrenamiento y, aunque podía tomarse unos días libres del palo y la bocha, sintió que debía continuar con su preparación. "Estaba en Playa Unión (Rawson, Chubut) y, como necesitaba entrenar hockey en alguna cancha, se me ocurrió preguntarle al Club Germinal si podía usar sus instalaciones. Hablé con la comisión del club y con el presidente y, sin dudarlo, me las prestaron con mucha buena onda", le contó a ESPN Hockey.
La delantera de Muni se puso a trabajar sus habilidades en la canchita del club y comenzó a despertar la curiosidad de los chicos de los alrededores. "Al principio me miraban como jugaba, pero por la timidez no se acercaban, así que me acerqué yo a preguntarles si querían venir a jugar conmigo", recordó Azul sobre lo que luego se volvió cotidiano. Chicos y chicas se reunían todos los días para pasar un rato con ella y conocer de qué se trataba el hockey.
Maravillados con lo que la joven jugadora podía hacer con una bocha, los chicos y las chicas se volvieron permeableas a sus enseñanzas y se entusiasmaron con la idea de que ese deporte también podía ser para ellos. Y a su vez, Azul se dejó conmover con esta idea de compartir el conocimiento y dejarles un legado que iba a trascender su corta estadía en Germinal. "No teníamos nada para trabajar, yo les prestaba mis palos. Llevé algunas bochas y conos que tenía y usamos arcos de fútbol 5. Lo que sí había era mucha buena onda y risas, de eso sobraba".
Cuando se acercó el final de sus vacaciones, llegó el momento de la despedida y sus fugaces alumnos le tenían preparada una sorpresa. "Me regalaron una camiseta propia y realmente me emocionó muchísimo. Eso hizo que le diera un vuelco a mi corazón. Me dije a mi misma que tenía que hacer algo, no me podía quedar de brazos cruzados: si ellos querían jugar al hockey, tenían que hacerlo y yo iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para ayudarlos".
"Carlitos y Thiaguito me daban una mano, me filmaban o me acompañaban a buscar las bochas. Se quedaban conmigo y hasta que yo no terminaba, no se iban. Es uno de los mejores regalos que me han hecho. Me largue a llorar cuando me la dieron, porque no podía creer que nenes de 12 años me regalen una propia remera. Ellos no tenían ni un palo para jugar y aún así me estaban regalando algo propio", relató.
El emotivo y desinteresado gesto hizo que se despertara en Azul un intenso deseo de brindarle herramientas "a sus chicos" para que puedan iniciar su camino en el deporte, así como ella las tuvo alguna vez para poder soñar con ser una Leona. Si su pasión había encendido una llama en esos pibes, no había que dejarla extinguir por impedimentos materiales. Así la delantera de Muni se puso en campaña y empezó a recolectar algunas cosas que pudieran serle útiles para adentrarse en el mundo del hockey.
Centralizó su pedido a través de su cuenta de Instagram (@azulcaucigh) y le responde los mensajes privados a sus seguidores para intentar coordinar cómo y cuándo encontrarse para recolectar materiales. De esta manera intenta llevar el hockey a aquel lugar que la recibió con los brazos abiertos.
"No podía sacarme de la cabeza el gesto de la camiseta y me preguntaba cuántos chicos más había en la mismas condiciones. Mi idea en principio fue preguntar a la gente de mi alrededor si tenía cosas para dar, pero luego quise hacerlo un poco más público porque cuanto más cosas consiguiera, a más chicos iba a poder llegar. Así fue que lo publiqué en mis redes sociales, pero nunca pensé que se iba a volver algo tan enorme. Hay mucha gente que está ayudando y colaborando en esto. Gente de todo el país y sin ellos nada de esto podría ser posible".
AZUL CAUCIGH, DEPORTISTA DE PURA CEPA CON SUEÑO DE LEONA
Azul arrancó a jugar a los 5 años en el club Patoruzú y una década más tarde llegó al Trelew Rugby Club, siguiendo sus aspiraciones de mejorar su carrera deportiva. Luego, eligió dar un gran paso, muy difícil tanto para ella como para su familia. "Decidí venir a vivir a Buenos Aires porque empecé a tomarme el hockey en serio. Siempre lo tuve en mente pero cuando quedé afuera de una concentración para los Juegos Olímpicos de la Juventud me di cuenta de que necesitaba más para llegar a mi sueño", le confiesa a ESPN Hockey.
Según explica la delantera, por aquel entonces sentía que debía agregarle un plus a su juego para poder destacarse y que para eso era necesario intentar meterse en la liga más poderosa del país. "Al ser del interior tenía varios clubes en mente y Muni fue el primero que me hizo la prueba. Gracias a Dios me abrió los brazos de la mejor manera", dice Azul sobre la arriesgada jugada de dejar sus estudios, su familia y sus amigos para vivir en soledad en la gran ciudad.
La chubutense sabe de sacrificios y desde que tiene memoria trabaja contraturno para poder mejorar sus condiciones. Viajaba con su mamá para participar de clínicas de hockey de Leonas y Leones, para intentar absorber tips para pulir su juego. "Mi hermana (Ámbar) y yo siempre entrenábamos aparte, en turnos extras, gimnasio, físico, etc. Yo tenía en mente que me quería venir a jugar a Buenos Aires y de alguna manera tenía que estar en ritmo para cuando llegara el momento de probarme".
Después de tanto esfuerzo, un día llegó el momento que tanto había soñado junto a su familia: vestir los colores de Argentina. Azul estuvo entre las 30 seleccionadas para jugar los amistosos de Las Leoncitas contra India y era la primera vez que iba a vestir la indumentaria oficial. Cuando recibió el equipo, le preparó una sorpresa a aquellas personas incondicionales que la acompañaron durante el camino y les mostró lo linda que le quedaba la camiseta de la Selección.
"El deporte en casa es todo, es lo que nos formó a mi hermana y a mí tanto como jugadoras como personas. Mi papá y mi mamá siempre nos los inculcaron el esfuerzo y nos apoyaron. Sin ellos nada de lo que logramos podría ser posible, porque son nuestro sostén", comenta Azul, quien tiene en claro que recién está en los primeros pasos de un ciclo muy intenso y difícil. "Es un proceso hermoso del cual estoy feliz de ser parte. Ya que me den la oportunidad y la confianza para estar ahí, es un honor y un privilegio. Pertenecer a Las Leonas es el sueño de cualquier jugadora de hockey. Una lo sueña, lo pone como objetivo, es algo que siempre está en la mira. Pero depende de muchas cosas y mientras tanto hay que disfrutar el camino y seguir aprendiendo para dejar plasmada la mejor versión de mi misma cuando sea el momento", cierra con humildad.