BARCELONA -- Gerson Santos da Silva, de 18 años y que se ha confirmado como la nueva perla del Fluminense, se ha convertido en la última apuesta brasileña del Barça, que de acuerdo con varias informaciones publicadas en Barcelona estaría muy cercano a cerrar su fichaje con vistas a incorporarlo a partir de enero de 2016 o cederlo a un club europeo para controlar su proyección.
El fichaje de Gerson levanta muchas dudas y sospechas en el entorno del Barcelona, por cuanto hace medio año su fichaje se valoraba en menos de la mitad de los 10 millones que ahora se contemplan, no tiene ningún aval de Luis Enrique, llega precedido por un encuentro entre su padre y el de Neymar, y existe la sensación que pudiera convertirse en un nuevo caso Douglas.
O, peor aún, Keirrison, quien no llegó a debutar nunca en el primer equipo tras pagarse por su fichaje 14 millones de euros en el verano de 2009 y ser presentado como uno de los mayores fiascos de los últimos tiempos en el Camp Nou.
El club azulgrana habría pagado ya un adelanto de tres millones de euros por hacerse con un derecho preferencial sobre este centrocampista ofensivo que en el Flu suele jugar escorado a la banda derecha pero que igualmente puede hacerlo en la izquierda, como mostró con la selección brasileña Sub 20 que disputó el Sudamericano en 2014 y en la que fue de lo poco destacado de un equipo que acabó en cuarta posición, tras ser atropellado tanto por la campeona Argentina (2-0) como por Colombia (3-0).
El Barça sigue de cerca a Gerson desde este torneo que se celebró a principios de 2015 y a la conclusión del cual su nombre fue facilitado a la Comisión Deportiva por Neymar da Silva, el padre del futbolista azulgrana y que se reunió con el progenitor de Gerson, Marcos Antonio da Silva, a finales de febrero en Barcelona, en una gira que le había llevado antes a conversar con dirigentes de la Juventus, que le tenían controlado desde mediados de 2014 pero que no se mostraron dispuestos a entrar en una puja por su fichaje.
La Juve, que contactó con el Fluminense en julio de 2014, firmó lo que se llamó un contrato de intenciones para tener un derecho preferencial por Gerson antes de que, curiosamente, el futbolista ampliase su contrato con su club hasta diciembre de 2019 y pasara de tener un precio de 3 millones de euros a los 10 con que se especula ahora su transacción.
“El proyecto de la Juventus es bueno, pero el Barcelona sería la locura”, proclamó en febrero Marcos Antonio da Silva, cuando su hijo ya se hizo con un puesto en el once titular del Fluminense en el Campeonato Carioca, del que disputaría cinco partidos y marcaría cuatro goles hasta que su equipo fue eliminado en las semifinales por el Botafogo.
A partir de ahí los contactos entre agentes de ambas partes se sucedieron, con el padre de Neymar como nexo con el Barcelona, y de acuerdo con lo publicado por medios brasileños el club azulgrana hizo un primer pago de 3 millones de euros la última semana de mayo para asegurarse un fichaje que el club azulgrana estaría cercano a concretar.
Esperando a Braida La operación estaría pendiente de un viaje de Ariedo Braida a Río de Janeiro, donde el todavía director deportivo internacional del FC Barcelona debería perfilar los flecos de un trasvase en el que, curiosamente, no ha tenido nada que ver Luis Enrique, quien se ha mantenido totalmente al margen.
El ejecutivo italiano, que acabará su relación con el Barça el 30 de junio y que en el caso de victoria de Bartomeu en las elecciones del 18 de julio regresaría al club como ‘asesor externo’, también mantendrá conversaciones con el Fluminense por Robert Kenedy, delantero de 19 años y presentado por André Cury, íntimo de Sandro Rosell y que colabora como asesor azulgrana en Brasil.
Braida, de hecho, es esperado en Brasil sin que se sepa muy bien la razón de su viaje, por cuanto Javier Faus fue quien llevó el peso de una negociación ya perfilada en la actualidad y que, de llevarse a cabo, significará un fichaje sin padrino claro, lleno de sombras y que llegaría al Barcelona envuelto en la misma nebulosa que en su día protagonizó Keirrison, fichado en junio de 2009 por 14 millones de euros y que nunca llegó a debutar en el primer equipo catalán.
Sin ir tan lejos en el tiempo, en el Camp Nou se tiene muy presente el nombre de Douglas Pereira, el lateral diestro fichado en agosto de 2014 al Sao Paulo por entre 4 y 6 millones de euros y que apenas ha disputado 264 minutos repartidos en cinco partidos oficiales esta temporada. Y existe el temor de que la vía brasileña vuelva a provocar un fiasco, mucho más que la felicidad, deportiva al menos, que significó para el club el fichaje de Neymar.