FLOWERY BRANCH -- La temporada pasada fue una anomalía.
Al menos así es como el entrenador en jefe Mike Smith elige considerar lo sucedido a sus Atlanta Falcons en el 2013. No fue la norma, ni fue un reflejo adecuado del programa que ha construido en Atlanta desde que tomara las riendas como entrenador en jefe de los Falcons en el 2008.
¿Un registro de 4-12 en el fondo de la NFC Sur? Eso no es típico de los resultados producidos por Smith en sus primeras cinco campañas en Atlanta.
Smith no debe estar en la silla caliente de cara a la campaña del 2014, pero sabe cómo funciona la National Football League. Sabe que la NFL significa "Not For Long" (No por mucho tiempo) y ese lema aplica no sólo a los jugadores, sino también a los que construyen a los equipos y sus entrenadores en jefe.
Otro resultado pobre y no significará nada el hecho de que Smith haya regresado a Falcons a la relevancia. No pesará el hecho de que es el primer entrenador en la historia de la franquicia en disfrutar temporadas ganadoras de manera consecutiva, o que se trata del primer entrenador en llevar a Atlanta a los playoffs tres veces consecutivas o que es el primero en dirigir a su equipo como local en un Juego de Campeonato de la NFC.
No, nada de eso importará. Smith lo reconoce. Pese a que está a un año de haberse quedado a un paso del Super Bowl, Smith sabe que si no produce en el 2014, podría estar pensando en desaparecer en las montañas de Tennessee en un retiro prematuro para el cual no está del todo listo. Algún día, sí. Pero todavía no tan pronto.
Todo lo que pudo haber salido mal para Atlanta salió mal el año pasado. Los Falcons fueron sacados del camino. Sufrieron lesiones a demasiados jugadores cruciales a principios de temporada, y los reservas forzados a los roles titulares no estaban equipados para el trabajo.
Las líneas ofensiva y defensiva de los Falcons carecieron de agresión física y fortaleza mental. El juego terrestre fue atroz. La defensiva no podría frenar a nadie en tercera oportunidad, ranqueando penúltimos en la NFL en contra de la carrera y cediendo más yardas que todos excepto otros cinco clubes en la liga.
El resultado final fue un desastroso récord de 4-12 y un último lugar en la NFC Sur. Dejó al propietario de Atlanta, Arthur Blank, cuestionando públicamente la tenacidad y dureza del equipo, y prometiendo que la franquicia se ocuparía de mejorar ya sea a la línea ofensiva o defensiva en la primera ronda del draft.
El mensaje fue claro. Los equipos duros son fuertes en las trincheras, a ambos lados del balón. Eso es lo que quiere Blank. Y desea ganar.
Smith hizo bastante de eso en sus primeras cinco temporadas como entrenador en jefe de los Falcons. Consiguió una marca de 56-24 en temporada regular --la segunda mejor marca en la liga desde el 2008 al 2012-- ganó dos títulos divisionales y obtuvo la ventaja de la localía en los playoffs dos veces. Los Falcons fueron formidables jugando en casa en el Georgia Dome, ganando 33 partidos y perdiendo solamente siete.
Y acertaron en la posición más importante en el fútbol americano cuando seleccionaron a Matt Ryan con la tercera selección global del draft del 2008.
Hasta hace tan poco tiempo como el 2012, Atlanta era un equipo balanceado a la ofensiva y defensiva, finalizando la campaña con el séptimo ataque más anotador complementado por la séptima defensiva que menos puntos permitió.
En un punto de la temporada pasada, sin embargo, los Falcons estaban sin ocho titulares. El lado derecho de su línea ofensiva fue incapaz de proteger adecuadamente a Ryan, el activo más valioso de la franquicia. Perdieron al receptor abierto Julio Jones en octubre para el resto de la campaña. El receptor abierto Roddy White inició la temporada lesionado y no recuperó su forma hasta la segunda mitad de la temporada.
La defensiva todavía estuvo sin un cazamariscales efectivo --una queja común entre los aficionados en los años recientes-- y su grupo de apoyadores quedo diezmado por lesiones. La secundaria fue promedio.
Así que con Smith y el gerente general Thomas Dimitroff colaborando, los Falcons han apretado el botón de reinicio. Dimitroff apuntaló a la directiva contratando al ex gerente general de los Kansas City Chiefs, Scott Pioli, como su asistente, y al ex gerente general de los St. Louis Rams, Billy Devaney, como visor regional.
Smith renovó a su grupo de asistentes, sumando a Mike Tice como su entrenador de línea ofensiva, entre otras contrataciones. Juntos, Dimitroff y Smith liberaron al safety Thomas DeCoud, esquinero Asante Samuel, apoyador externo Stephen Nicholas y guardia Garrett Reynolds. Renovaron al tackle defensivo Peria Jerry y al centro Joe Hawley, y extendieron el contrato del tackle defensivo Jonathan Babineaux.
En la agencia libre, los Falcons sumaron al ala defensiva Tyson Jackson, tackle nariz Paul Soliai, guardia derecho Jon Asamoah, back defensivo Javier Arenas y al especialista en devoluciones Devin Hester.
Atlanta todavía requiere de un cazamariscales, un tackle, un safety para tomar el sitio de DeCoud y un ala cerrada para reemplazar a Tony Gonzalez. El equipo tiene la sexta selección global del draft y es probable que pongan la mira en uno de los tackles ofensivos, o posiblemente el apoyador externo de Buffalo, Khalil Mack, quien se ajustaría bien al nuevo esquema defensivo 3-4 de los Falcons.
¿Funcionarán los movimientos? ¿Ayudará contar con un Jones presumiblemente sano? ¿Volverá Ryan con mejor protección al frente? ¿Será capaz de la defensiva de sacar de ritmo a los pasadores, mejorar en terceras oportunidades y frenar la carrera?
Smith es un buen entrenador y todavía mejor persona. Tampoco es ingenuo. Sabe que su futuro en Atlanta va vinculado a probar que el 2013 fue una anomalía, y no la norma.