BRISTOL -- Algunos se deben estar preguntando cómo es posible que la cadena de televisión NBC pueda cobrar 3 millones de dólares por cada segmento de propaganda de 30 segundos durante el Super Bowl. La respuesta es sencilla: entre más ojos observen el evento, más extravagante la cifra a recaudar.
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Una audiencia sin precedentes vio ganar a los Giants
La NFL sobrepasa en popularidad a todas las otras entidades dedicadas al manejo del deporte en este país, y eso incrementa su alcance en los mercados donde se proyecta su imagen.
El Super Bowl es el evento que congrega año tras año la mayor cantidad de televidentes en los Estados Unidos. Si elaboramos una lista de los 20 programas más vistos en la historia de la televisión estadounidense, los primeros 17 corresponden a Super Bowls. La edición XLII, jugada el año pasado entre los Patriots y los Giants, alcanzó la cima de esta lista, con un promedio de 97.5 millones de televidentes y un total acumulativo de 148.3 millones.
Aún más impresionante es el hecho que, de todas las televisiones en uso en los Estados Unidos durante las 4 horas de programación del Super Bowl XLII, el 65 por ciento estaban sintonizadas en dicho juego.
"Lo que realmente mueve el índice de audiencia es el hecho que el Super Bowl es verdaderamente un día feriado nacional" dijo Sean McManus, presidente de CBS Sports.
La popularidad del Super Bowl es consistente con la reputación de la NFL y su temporada regular de ser el deporte más visto en Norteamérica. Durante el otoño del 2008, los partidos de temporada regular de la NFL fueron el programa televisivo más visto en 15 de 17 semanas.
Aun más impresionante, el "juego nacional" de la semana, televisado por las cadenas CBS, FOX y NBC los domingos, fue sintonizado por un promedio de 11,5 millones de televidentes, por encima de la Final de la NBA (10,6 millones) y la Serie Mundial de la MLB (9,6 millones) del año 2008.
Para poner esto en perspectiva, tan enorme es la magnitud del Super Bowl que ni siquiera los Juegos Olímpicos, que se llevan a cabo cada 4 años y constantemente cuentan con deportistas norteamericanos como Michael Phelps robándose todos los titulares de prensa, pueden competir cuando se habla del índice de audiencia.
La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en el nido del pájaro sintonizó un promedio de 34,9 millones de televidentes. La programación del 16 de agosto contó con un doblete de eventos estelares, donde Phelps ganó su séptima medalla de oro al derrotar al serbio Milorad Cavic por una centésima de segundo en los 100 metros mariposa; unas horas después, el jamaiquino Usain Bolt se coronó como el hombre más rápido del mundo al ganar la carrera de 100 metros. Esa jornada atrajo a 31,59 millones de personas. Sin embargo, ambos quedaron considerablemente cortos en comparación con el promedio de 97.5 millones de televidentes del Super Bowl XLII de febrero del mismo año.
Hay que darle el respeto merecido al ex comisionado de la NFL, Pete Rozelle, cuya especialización era la publicidad. Para engrandecer la expectativa del Super Bowl, Rozelle decidió que el gran evento no se jugaría el siguiente fin de semana a los campeonatos de conferencia, sino dos semanas después. La idea era darle tiempo al juego para generar entusiasmo.
Esto hizo que ambas escuadras pudiesen llegar a la ciudad del juego con varios días de anticipación, y darles suficiente tiempo para estar disponible a los medios de comunicación, para así promocionar aun más a los jugadores, entrenadores, al juego y al evento.
Esta estrategia ha funcionado, en parte, gracias a la magnitud de ESPN. Siendo la única cadena norteamericana con 24 horas diarias de programación deportiva, han puesto este compromiso en alta prioridad. Les presento como ejemplo el Super Bowl XXXIII. ESPN usó 33 comentaristas para generar más de 150 horas de programación en sus canales ESPN, ESPN2, ESPN News y ESPN Radio.
Cada año se trasladan a la sede del evento por una semana completa la mayoría de los comentaristas de televisión y radio, y manipulan sus planes de transmisión para darle la mayor cantidad de cobertura posible sin olvidar los otros temas importantes del mundo deportivo.
El Super Bowl también goza de gran popularidad dentro de la población femenina; más mujeres sintonizaron el Super Bowl XLII (69,74 millones), que a la edición 80ª de los Academy Awards (38,12 millones) del año pasado. Ya sea por el juego o por las propagandas, el sexo femenino disfruta del Super Bowl por las mismas razones que lo hacen los hombres, posiblemente porque se ha convertido en un símbolo de nuestra sociedad.
"El Super Bowl, al tratarse de un evento de una magnitud que trasciende fronteras sociales, raciales y de género --es decir, todo tipo de fronteras--, provee un contexto para que toda una nación comparta un mismo interés en torno a un escenario deportivo único", dijo Jomills Braddock II, director del centro de Estudios sobre el Deporte en la Sociedad, de la Universidad de Miami. "Los Premios de la Academia, los Emmys, incluso la elección presidencial... ninguno de estos eventos compara en magnitud".
En esta época, en la cual el país está sumergido en una profunda crisis económica y sus habitantes sufren a diario sus consecuencias, el Super Bowl se convierte en un evento unificador y entretenido, y sin lugar a duda, de los más significativos del calendario anual.