A la hora de hablar de especialistas en polvo de ladrillo, Guillermo Vilas es sin dudas uno de los grandes exponentes. El pionero del tenis en argentina ganó 49 de sus 62 títulos en superficies lentas; solamente Rafael Nadal ha acumulado más que él. Su zurda quedó en la historia como uno de los mejores ladrilleros.
Como no podía ser de otra manera, los dos primeros títulos de Grand Slam del Willy fueron en polvo de ladrillo, pero en dos tipos de canchas completamente diferentes. Debutó como campeón Major en el red clay de Roland Garros 1977, en la primera de sus cuatro finales en París. En la definición de ese torneo obtuvo una de las victorias más abultadas y de menor cantidad de games de la historia de los torneos de esta categoría: 6-0, 6-3, 6-0 al estadounidense Brian Gotfried en una hora y 53 minutos.
El US Open es el único Grandes que, en su historia, se jugó en las tres superficies. Desde su primera edición en 1881 hasta 1974, sobre césped. Durante tres ediciones, de 1974 a 1977, en clay americano, y de 1978 hasta la actualidad en cemento. Ese oasis de canchas lentas en la Gran Manzana fue muy bien aprovechado por Vilas, que se adjudicó el de 1977, la última edición en Forest Hills antes de que se mudara a Flushing Meadows. La superficie era claramente más rápida, pero al zurdo no le importó. En la final derrotó a uno de sus grandes compañeros de generación y rival de grandes batallas, el estadounidense Jimmy Connors, por 2-6, 6-3, 7-6 (4), 6-0.
Junto a su gran amigo Bjorn Borg fueron los pioneros del Top Spin, un golpe que cambió la manera de jugar al tenis en polvo de ladrillo. El sueco ganó seis títulos en Roland Garros y en dos de las finales derrotó a quien en ese entonces era pupilo de Ion Tiriac. Primero en 1975, ante el zurdo que se había consagrado como Maestro en 1974. En 1978, cuando Vilas defendía la corona, el diestro se impuso por 6-1, 6-1, 6-3 y levantó la Copa de Mosqueteros. Más allá de la final perdida, algo estaba claro: Willy, sobre canchas lentas, le traía dolores de cabeza a todos y muy pocos podían provocárselos a él.
Mostrando una vigencia absoluta, la última de sus tres finales de Roland Garros ocho años más tarde. En 1982, otro sueco fue su verdugo: Mats Wilander, quien curiosamente había eliminado a José Luis Clerc en semifinales. La definición 100% argentina, en la superficie predilecta del país, estuvo cerca. Lo cierto es que el campeón fue el nacido en Sun Valley por 1-6, 7-6, 6-0, 6-4.
En Paris, Vilas metía miedo. Claro que sí. Pero en canchas lentas hacía desastres todo el año. Por eso, a día de hoy, se mantiene como el segundo mfinales- y en el US Open, Vilas seis torneos que actualmente son Masters 1000, cuatro de ellos en polvo de ladrillo: Montecarlo (1976 y 1982), un Masters de Hamburgo (1978) y un Masters de Roma (1980). A su vez, otros 44 torneos y entre ellos siete en el antiguo Abierto de la República, en Buenos Aires, en esa típica semana que traía a los mejores del mundo a Argentina.
Guillermo Vilas, una leyenda, un crack, un ladrillero de la A a la Z.
El Masters 1000 de Monte-Carlo puede seguirse en vivo a través de #DisneyPlus.
