La historia de Juan Martín Del Potro es agridulce. Sin dudas que demostró ser el tenista sudamericano más importante en los últimos tiempos, con éxitos inolvidables como alzarse el US Open 2009, la Copa Davis en 2016, dos medallas olímpicas y varias victorias históricas ante el Big Three.
Durante su carrera se posicionó entre los mejores. Pero, la otra cara de la moneda fueron las lesiones que tuvo que atravesar desde muy temprana edad. Ocho operaciones en total entre muñeca y rodilla hicieron que el argentino dejara de jugar al tenis en febrero del año pasado. "Todavía me siento un jugador activo", admitió de todos modos .
Si hay alguien de quien no se puede dudar que pueda volver es del tandilense. En varias ocasiones como profesional tuvo que detener su marcha por problemas físicos. Y, siempre, en diferentes plazos pudo volver a lo más alto del escalafón mundial tenístico. “No tengo mi etapa en el tenis cien por cien cerrada, con llave y candado. No veo videos como un tenista retirado. En mis redes sociales dice ‘tennis player’. Y lo quiero mantener", contó Delpo, según publica Página 12.
"Convivo con dos sensaciones. Tengo bronca, siento fastidio y me pregunto por qué. Y después me pasa al revés y pienso: ‘¿por qué no a mí?’. Soy común y corriente: hay muchos deportistas que sufren", explicó el ex número 3 del mundo. Y agregó: "Cuando me tocaba lidiar con algo extra tenístico lo tomaba como un desafío personal. Nunca tuve un problema para ganarles a los mejores: mi problema era curarme de la muñeca. Si me duele para pegar el revés con top… ok, juego con slice, no uso la mano. Mi rival más difícil fue mi cuerpo. Yo no tenía miedo de jugar contra los mejores. Mi propósito siempre fue reinventarme para ir por lo imposible”.
La meta ya conocida por Juan Martín es llegar a despedirse del tenis en el US Open, el torneo que lo vio campeón y subcampeón y definitivamente su favorito. "Con el US Open tengo un deseo interno que es pisar la cancha por última vez y hacer un juego digno. Mi salud me manda mensajes que no son compatibles con ese deseo. Si en un mes el cuerpo me dice que no puedo hacerlo, que elija otra forma de cerrar mi carrera, voy a escucharlo. Pero todos los días me levanto para satisfacer mi deseo hasta que tenga que hacer un anuncio”, enfatizó.
Lo cierto es que si alguien sabe de sufrir y resurgir es él. Como ejemplificó con el caso de la Copa Davis ganada ante Croacia, siete años atrás. "Hay que aprender a sufrir para después disfrutar del logro. En Argentina con la Davis se generaba algo muy especial. Cualquier chico del mundo te dice que quiere ganar Wimbledon, ganar el US Open o ser número uno; no menciona la Copa Davis. Nosotros, como buenos argentinos, queríamos lo que no teníamos".
Y recordó: "Nosotros convivimos todo el año con nuestro propio equipo y, de repente, vamos una semana a la Copa Davis y tenemos que entrenarnos cuando el otro no quiere o comer cuando dice el capitán. Es atípico. (...) Pero Orsanic, que fue nuestro gran capitán, tuvo ese plus de inteligencia y capacidad para saber escuchar (...) Todo era con buena cara, con alegría: nuestro objetivo era volver con la copa. Por eso la logramos”.