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Quién es Charlie Pasarell, el hombre que salvó y reconvirtió a Indian Wells

Creado como una exhibición en 1974, en Arizona, y profesionalizado en 1976, en California, Indian Wells sufría la cruda competencia en el circuito y corría el riesgo de trasladarse hacia Florida en 1981, cuando el extenista puertorriqueño Charlie Pasarell agarró el mando para salvarlo y reconvertirlo en uno de los mejores del mundo, gracias a sus instalaciones y comodidades de primer nivel, así como el prestigio incalculable que ofrece a los jugadores.

Nacido en San Juan, capital del país centroamericano, en 1944, y dueño de una destacada carrera en Estados Unidos como junior, etapa en que se convertiría número 1 nacional, dominando en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), junto a Arthur Ashe, al consagrarse en el Orange Bowl y el US Open de la categoría, el hijo de "Big Charlie" no lograría cumplir con las expectativas en el máximo nivel, pese a levantar cuatro trofeos en singles y cinco en dobles, modalidad en que falló en tres finales de Grand Slam, retirándose en 1979.

No obstante, el ex número 35 del mundo marcaría un antes y un después fuera de las canchas, porque primero, en 1971, en compañía con los norteamericanos Donald Dell, Jack Kramer y Cliff Drysdale, fundaría la indispensable Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), una organización plenamente abocada a servir los intereses de los jugadores en la Era Abierta.

Una década luego, el dueño del segundo partido más largo de la historia en Wimbledon, en 1969, cuando totalizaría cinco horas y 12 minutos frente al veterano Ricardo "Pancho" Gonzales, de 41 en ese entonces, aprovecharía su predominante rol para evitar la mudanza de la competencia californiana, que incorporaría el nombre La Quinta, a raíz del hotel que lo hospedó, donde construiría un estadio con capacidad para 7.500 personas y atraería a reconocidos jugadores como Jimmy Connors, Ivan Lendl, Yannick Noah, Henri Leconte y José Higueras, entre otros, durante sus primeras ediciones.

“Gracias a su condición de exjugador, Charlie conocía todas las necesidades importantes, y no tanto, de los jugadores para competir sin inconvenientes como buenas canchas para entrenar así como oficiales, entrenadores e instalaciones bien organizadas”, expresó hace unos años el histórico australiano Roy Emerson.

Tras la evidente popularización del evento, Pasarell y su socio, Raymond Moore, no se conformarían y e irían por más al edificar el fantástico Grand Champions Hotel, compuesto por 350 habitaciones y 12 canchas, incluyendo una con capacidad para 12.000 fanáticos sentados y otra para 3.000, así como dos de césped y dos de polvo de ladrillo, que se estrenarían en 1987, temporada en que se incorporaría una competencia para mujeres, la cual se sumaría efectivamente al calendario WTA como categoría Tier III en 1989.

Las buenas noticias no cesarían, porque en la siguiente edición, en 1990, la competencia sería catalogada en la elite como Masters 1000, disfrutando al sueco Stefan Edberg como campeón, mientras que la rama femenina ascendería al escalafón Tier II.

En 1996 recibiría la aprobación de la ATP y WTA para convertirse en uno de los seis torneos celebrados en conjunto, así como la organización femenina subiría al torneo a la cúspide como Tier I.

En 2000, el cinco veces participante en Copa Davis, representando a Estados Unidos, recibiría el nuevo milenio dando el gran golpe sobre la mesa al levantar el asombroso complejo Indian Wells Tennis Garden, financiado por el grupo IMG, que contaría con el segundo estadio más grande del planeta, disponible para 16.100 espectadores, y siete canchas secundarias alrededor de las 100 hectáreas, que costaría 77 millones de dólares y originaría graves problemas económicos, salvados en 2006, cuando un grupo de inversores privados solventaría la deuda.

"Los partidos son la principal atracción pero no la única. La gente ama mirar las prácticas. Queremos que miren tenis de tres a cuatro horas, pero también que den vueltas durante diez horas. Entonces hay comida y tiendas, lugares para sentarse y caminar alrededor con amigos", manifestó "Charlito".

Luego de superar el mal momento, Pasarell no se andaría con rodeos y vendería el torneo al billonario estadounidense Larry Ellison, cofundador de la empresa Oracle, en 2009, argumentando que había sido su "mejor decisión en términos de negocios" aunque recién dejaría la dirección en 2012, después de 31 exitosos años, época en que grabaría a fuego su nombre en el hoy conocido como "el quinto Grand Slam".