Desde su temprana llegada a las grandes ligas del tenis mundial, Alexander Zverev se posicionó como una de las caras más prometedoras de la nueva generación. Sin embargo, una grave lesión en el mejor momento de su carrera amenazó su futuro. Dos años después, celebra su regreso a la élite con la consagración en el Masters 1000 de Roma.
"Fueron años difíciles después de la lesión, no sabía si podría volver a jugar en mi mejor nivel", detalla a corazón abierto el alemán en la ceremonia de premiación del Masters 1000 de Roma minutos después de su triunfo sobre el chileno Nicolás Jarry.
Zverev se refiere al momento exacto en el que tres ligamentos laterales de su tobillo derecho se rompieron en las semifinales de Roland Garros dos años atrás. Allí, mientras desplegaba probablemente el tenis más sobresaliente de su carrera ante Rafael Nadal, una inoportuna caída empañó sus planes durante largos meses.
De hecho, la prueba de que vivía su mejor presente es que, en el momento del accidente, el alemán aterrizaba en el segundo puesto del ranking -instante que obviamente no pudo celebrar como era debido luego de largos años entre los mejores-. Ocho meses después y habiendo atravesado el quirófano, se dispuso a reanudar su camino.
El polvo de ladrillo, superficie que lo había visto por última vez en acción, fue también el que recibió nuevamente al deportista de Hamburgo en el circuito de campeones meses más tarde cuando ganó en su tierra natal. Sin embargo, dos largos años tuvo que esperar para celebrar un título de categoría 1000 después de la impresionante lesión sufrida en París.
Por primera vez desde Cincinnati 2021, el europeo firmó la consagración en un Masters 1000 venciendo en Roma al chileno Nicolás Jarry. En la previa de Roland Garros, Zverev hace las paces con la disciplina reencontrándose nuevamente con la élite del tenis mundial. La actuación en el Foro Itálico lo posicionó como la cuarta raqueta del planeta solo detrás de Novak Djokovic, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.