Nicolás Jarry regresa a Roland Garros, un escenario especial para él, con la intención de mejorar los octavos de final que alcanzó el año pasado y que, según reconoció cambió algo en su tenis y en su mentalidad.
"Se desbloqueó algo, jugar a cinco sets es difícil y ganar tres partidos seguidos aquí no es fácil. Yo venía trabajando muy duro y me di cuenta de que podía aguantarlo, me dio esa confianza, me enseñó que puede ganarle a rivales duros en un torneo como este", afirmó Jarry en vísperas de comenzar su quinta participación en París.
Entonces, Jarry llegaba tras una ausencia de tres años marcada por su suspensión y necesitaba la prueba de que era capaz de regresar a su mejor versión. En 2023 aterrizó en la capital francesa nada más haber alzado el trofeo de Ginebra, el segundo de su año tras el que se había apuntado en Santiago.
Superó tres duras rondas, dejando fuera al estadounidense Tommy Paul, entonces uno de los 20 mejores del mundo, antes de que se cruzara en su camino un especialista en tierra batida como el noruego Casper Ruud, finalista de la edición anterior y 4 del mundo.
"Tuve mis opciones, pero él fue mejor", recuerda ahora Jarry, que se marchó con un buen sabor de boca. "Fue un torneo hermoso", subrayó.
El chileno regresa a ese escenario tras haber superado otro hito en su carrera, porque alcanzó la final de Roma, la primera en un Masters 1000 de su currículum. "Vamos cumpliendo etapas, son buenos momentos. Uno trabaja para eso y te llena de confianza que se logre, ver que el sacrificio trae resultados", señaló.