En el repaso de la enorme y prolífica carrera de Andy Murray hay una consideración que es indiscutible: en su mejor momento forzó el Big 3 del tenis mundial para convertirlo en un Big 4. Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, los amplios dominadores del circuito en los últimos 15 años, tuvieron en el escocés a un competidor de su mismo nivel.
Su inteligencia en la cancha y su habilidad para adaptarse a diferentes superficies fueron determinantes en el éxito para el nacido en Glasgow. Sin embargo, hubo factores tangibles que lo hicieron merecedor de su condición en la élite.
Dos títulos de Wimbledon y uno en el US Open: tras ganar en Estados Unidos en 2012, Murray se convirtió en el primer británico en ganar Wimbledon en 2013, tras Fred Perry en 1936 y acrecentó su figura dentro de la historia del deporte en su nación al repetir en 2016.
Ocho finales de Grand Slam: el británico fue un enorme protagonista en el circuito y en varias oportunidades logró meterse en la gran definición de los torneos grandes. Alcanzó las finales de Australia en 2010, 2011, 2013, 2015 y 2016, en el US Open 2008, en Wimbledon 2012 y en Roland Garros 2016.
41 semanas en la cima: en 2016, Murray alcanzó el puesto número 1 del ranking ATP, convirtiéndose en el primer británico en la Era Abierta desde la aparición de la clasificación mundial en 1973.
Triunfos sobre Federer, Nadal y Djokovic: Murray no solo competía contra los tres titanes, sino que también los derrotaba. A lo largo de su carrera, obtuvo 11 victorias sobre Federer y Djokovic, además de siete triunfos ante Nadal, demostrando su capacidad para vencer a los mejores en cualquier superficie.
14 títulos ATP Masters 1000: de los 46 torneos obtenidos en su carrera, Murray acumuló un impresionante palmarés de 14 títulos de la categoría Masters 1000, lo que lo ubica entre los jugadores más exitosos de la historia en este tipo de torneos.
Dos medallas de oro olímpicas: Murray se convirtió en el primer tenista en ganar dos medallas de oro olímpicas en individuales. En Londres 2012 se llevó la victoria en una intensa final sobre Federer y en Rio 2016 relegó al argentino Juan Martín Del Potro.