Novak Djokovic (N°2 del ranking ATP) se despidió de Wimbledon 2024 con las manos vacías pero con una importante demostración de poderío. Después de una operación de meniscos con poco menos de un mes de recuperación, el serbio atravesó el cuadro del Grand Slam sobre césped ratificando que, aún en condiciones adversas, es uno de los competidores más ávidos en la historia del deporte.
El 3 de junio pasado, Novak Djokovic protagonizaba uno de los partidos de la temporada frente al argentino Francisco Cerúndolo en los octavos de final de Roland Garros. Luego de una batalla a cinco sets, la segunda consecutiva para el serbio luego de la que había sacado adelante contra el italiano Lorenzo Musetti, llegó la sorpresa.
"En el tercer juego del segundo set me resbalé. Me afectó la rodilla, donde empecé a sentir dolor. En un momento me pregunté si debía continuar o no. Tuve tratamiento médico. Tengo algunas noticias positivas, pero algunas preocupaciones", adelantaba al concluir el partido con el sudamericano.
Un día después del increíble triunfo, anunció que finalmente se retiraba del Abierto de Francia por su lesión de rodilla. A las pocas horas de conocerse la noticia, el serbio pasó por el quirófano debido a una rotura de menisco.
“En los últimos días, he tenido que tomar decisiones difíciles, después de sufrir una rotura en el menisco durante mi último partido. Aún estoy asimilando todo, pero estoy feliz de informarles que la operación ha ido bien”, compartió. Y, desde ese instante, comenzó el "operativo recuperación exprés"
Tres semanas después, Novak Djokovic aterrizaba directamente en el All England sin paradas oficiales previas para adaptarse al césped en ese contexto.
La competencia arrancó sin demasiadas complicaciones y, paso a paso, avanzó hasta clasificarse nuevamente en un final de Grand Slam. En la lucha por el título, Carlos Alcaraz se impuso pero, más allá del resultado, lo del serbio en Londres ha sido una nueva demostración de poderío a sus 37 años.
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