"Todavía no estoy al cien por cien", decía el miércoles pasado un Jannik Sinner un tanto cauto, luego de su debut victorioso en el Masters 1000 de Cincinnati. La cuestión es que, en medio de todas las dudas sobre su estado físico y su cadera, cinco días después levantó un nuevo título en la antesala al US Open.
El italiano arribó al estadio de Ohio tras fallar en cuartos de final en Canadá y haber sembrado, él mismo, unas cuantas dudas sobre su condición a poco de disputarse el Grand Slam norteamericano, cita en que el circuito pondrá el ojo, ya apuntando hacia el cierre de temporada.
"El objetivo principal es recuperarme lo mejor posible para el US Open. No he tenido la oportunidad de prepararme tan bien como podría, pero estoy aquí y estoy intentando jugar tantos partidos como sea posible", había dicho el nacido en San Candido, de 23 años, en esa resonante conferencia de prensa tras su estreno triunfao en 'Cincy'.
Pese a no estar en su prime, el actual N°1 del mundo iría de menor a mayor, mostrando una sólida versión durante el torneo estadounidense para imponer su categoría versus rivales de la talla del ruso Andrey Rublev (6°), del alemán Alexander Zverev (4°) y del local Frances Tiafoe (20°), en cuartos, semis y la final, respectivamente.
De esta manera, el pupilo de Simone Vagnozzi y Darren Cahill llegará al US Open, celebrado del 26 de agosto al 8 de septiembre en Nueva York, como el máximo favorito a levantar el trofeo, aunque no podrá obviar la ardua tarea que seguramente le plantearán el serbio Novak Djokovic (2°) y el español Carlos Alcaraz (3°) en Flushing Meadows.
A pesar de las dudas y el debate que se generó sobre su estado de forma, el vigente campeón del Abierto de Australia logró alzar su quinto título del año, el tercer Masters 1000 de su carrera, para sumar algo más de rodaje y confianza para ilusionarse con la coronación en el US Open.