La última vez que Roland Garros vivió unos octavos de final sin Novak Djokovic fue en 2009. Este sábado el serbio logró el pase por decimonovena vez tras derrotar al austriaco Filip Misolic, 153° del ranking y procedente de la qualy, por 6-3, 6-4 y 6-2.
Programado en sesión de noche, coincidiendo con la final de la Champions League que se proyectaba en directo en el vecino Parque de los Príncipes, el serbio llenó la Chatrier que lo vio colgarse el oro olímpico.
"Solo espero continuar. Cada vez que entro a esta cancha estoy jugando para la historia", dijo el serbio tras la victoria, sin mostrar signos de las ampollas que lo molestaron en el duelo anterior.
Tras una temporada gris sobre arcilla, el horizonte del serbio se fue despejando cuando levantó el título en Ginebra. Y en París ha dado signos de una gran solidez.
Ahora se cita con el británico Cameron Norrie, 81° del mundo, que derrotó a su compatriota Jacob Fearnley por 6-3, 7-6 (1) y 6-2.
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