Durante un par de horas La emoción del tenis en el WTA 1000 de Cincinnati se desmoronó de un momento a otro. Los espectadores que se acercaron este domingo al predio pasaron de disfrutar un nivel altísimo entre Iga Swiatek (3ª) y Elena Rybakina (10ª) a presenciar en primera persona los errores constantes en los dos primeros sets de la segunda semifinal. Sin embargo, el duelo entre Jasmine Paolini (9ª) y Veronika Kudermetova (36ª) se dirimió con una definición a pura intensidad, que acabó con el éxito de la italiana por 6-3, 6-7 (2) y 6-3.
La expectativa pareció haberse desinflado como un globo mal atado. Mientras la campeona de Roma mantenía su estrategia sin apartarse del libreto, la rusa no encontraba la manera de cambiar la dinámica y caía una y otra vez en los errores no forzados. No lograba encadenar dos tiros ganadores consecutivos y eso terminó pesando en buena parte del desarrollo.
Paolini, sin brillar en exceso pero muy sólida, tomó la iniciativa, apostó a los largos rallies para trasladarle la presión a su adversaria y tuvo su recompensa. De hecho, tenía todo listo para irse rápidamente a los vestuarios. No obstante, no logró cerrar la ventaja que tenía a su favor, dejó ingresar a su rival y todo acabó en la manga definitiva.
Con un quiebre en el tercero, la oriunda de Castelnuovo di Garfagnana aseguró su lugar en la final y, además, se garantizó escalar un puesto en el ranking en vivo, donde ya aparece como número 8 del mundo.
Este lunes se medirá con Swiatek, con la ilusión de alzar su segundo título de la temporada y el cuarto de su carrera. Pase lo que pase, Cincinnati tendrá una nueva campeona en la última gran parada antes del US Open.
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