¿Puede alguien frenar a Jannik Sinner (1º)? ¿Es posible verlo caer antes de una ronda decisiva en un torneo? ¿Lo vencerán antes de la final de Roland Garros? Por ahora, la respuesta parece negativa. Si bien es cierto que estuvo tres meses ausente en lo que va del año por una sanción de doping, los datos son irrefutables: 17 partidos, 16 triunfos. Un título (Australian Open) y otra definición (Masters 1000 de Roma). En el Abierto de Francia, además, acumula cuatro victorias sin perder ni un solo set. En la cuarta ronda derrotó sin problemas a Andrey Rublev (15º) por 6-1, 6-3 y 6-4 en 1h59m.
Sinner dio un recital de tenis. Está, poco a poco, construyendo un retorno arrollador al circuito. Fresco físicamente, no les da opción a sus rivales: los domina desde lo tenístico y, en consecuencia, también en lo mental. No muestra señales de enojo ni alegría. No es efusivo. Parece que no tiene emociones y que no le tiembla el pulso en ningún momento. Frente a Rublev se encargó de firmar otra actuación sin fisuras.
Pese a que su rival nunca se desconectó del partido y redondeó una buena actuación, el marcador siempre estuvo bajo el control del italiano. A partir de un juego agresivo desde el fondo de la cancha, tomando la iniciativa en cada momento y neutralizando cada uno de los martillazos que le lanzaba su adversario, el nacido en San Cándido capitalizó todas sus oportunidades en la Philippe Chatrier.
Luego de dos primeros parciales casi perfectos (en el primero salvó dos break points en el game inicial y, desde entonces, estuvo cerca de firmar un rotundo 6-0), bajó apenas la intensidad en el tercero. Y, en consecuencia, el encuentro se emparejó. Sinner ya no podía desbordar al moscovita en dos o tres tiros, sino que debía trabajar más el punto. La cancha se tornó más lenta, las pelotas empezaron a estar más pesadas y todo le costó el doble (19 errores no forzados). No obstante, el Nº 1 del mundo ratificó su jerarquía y salió del peligro.
Con este triunfo, el pupilo de Darren Cahill se medirá en cuartos de final contra el kazajo Alexander Bublik (62°), verdugo del británico Jack Draper (5°) en el turno previo, a quien domina 3-1 en el historial. Así, el objetivo de ganar su primer Roland Garros está más vivo que nunca.
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