OAKLAND, California -- Fanáticos furiosos de los Oakland Athletics salieron en masa con un simple mensaje al propietario John Fisher: “Venda”.
Brian Guido y Scott Finney, amigos de Sacramento, salieron temprano de sus trabajos porque de ninguna manera iban a perderse las actividades a unas cuantas horas de distancia en Oakland.
“He asistido a solamente un juego este año. Vi este juego y supe que tenía que asistir a la protesta porque sabía que sería algo monumental y enviaría un mensaje al dueño de que esto es lo quiere la fanaticada ferviente”, dijo Fineny. “Quieren que los propietarios vendan el equipo, de manera que permanezca en Oakland”.
Miles de frustrados y entristecidos fanáticos de los Athletics llegaron temprano para reunirse de manera solidaria en los predios del Oakland Coliseum previo al juego Tampa Bay Rays contra Athletics, tanto para celebrar a su equipo como para protestar en contra de la planeada reubicación hacia Las Vegas. En total asistieron 27,759 aficionados al partido, superando la anterior mejor del año de 26,805.
Lo denominaron un boicot a la inversa, que apunta a traer la mayor cantidad posible de personas hacia el estadio, complementando el acto con grandes camisetas verdes que mostraban la palabra “VENDA”, confeccionadas por la compañía local Oaklandish.
Un poster que decía “Aquí estamos” contaba con instrucciones específicas para cada episodio, como consignas de “¡Vendan al equipo! ¡Vendan al equipo!” para el primer bateador de Tampa Bay en la parte alta de la entrada, y “¡Quédense en Oakland!” seguido de cinco aplausos para el primer bateador de la parte baja del episodio.
Los Athletics anunciaron horas antes del primer lanzamiento que todos los ingresos de boletería de este juego serían donados a caridad, al banco de alimentos del Alameda County Community, y al fondo de educación pública de Oakland. Las entradas seguían a la venta, y el equipo brindaría más adelante información actualizada.
Leslie y Justin López, madre e hijo, caminaban juntos usando su camiseta “VENDA” reflejando cuánto han significad los Athletics para sus vidas. Justin, de 27 años, ha asistido a los juegos desde que tenía 8 meses de nacido. Se siente devastado cada vez que las principales estrellas parten hacia un mercado más grande durante la agencia libre, o cuando las demás estrellas son traspasadas.
“Ha sido algo muy triste de presenciar. Nos sentimos históricamente desfranquiciados”, dijo López, mientras abrazaba a su madre.
Para Mark Maier, de 70 años y residente en San Rafael, han sido más de cinco décadas. Ha asistido a los juegos de los Athletics desde que el club se mudó al oeste en 1968.
Maier sostenía un cartel verde con letras pintadas en dorado que decían en español la palabra “VENDE”, con el logo del equipo como la letra “v”, colocado de cabeza.