Francisco Rodríguez sólo tiene 34 años de edad y ya es el cuarto mejor en el ranking de juegos salvados de todos los tiempos.
Esta temporada dejó atrás al inmortal Dennis Eckersley, a Billy Wagner, a John Franco. Acaba de completar su sexta cosecha de 40 rescates, algo que únicamente igualan o superan dos de sus colegas, Mariano Rivera y Trevor Hoffman.
Desde 2008 es dueño del récord absoluto de 62 salvamentos en una campaña. Tiene un promedio de 10,6 ponches por cada 9 innings lanzados, mejor que los legendarios Rivera y Hoffman.
Pocos venezolanos dudan que su compatriota va en camino a Cooperstown, que un día tendrá una placa en el Salón de la Fama.
¿Es eso posible?
Rodríguez es dueño de un currículo deportivo excepcional. Ha promediado 30 salvados por campeonato desde que en 2003 disputó su primer torneo completo.
Eso incluye las dos zafras en que fue escudero de Troy Percival en Anaheim, y el hiato vivido entre 2011 y 2013, cuando perdió el rol de cerrador en Milwaukee y Baltimore.
Por encima de él, sólo están Rivera, Hoffman y Lee Smith.
El primero entrará en 2018 a la papeleta de Cooperstown. El segundo estuvo muy cerca de ser consagrado en la pasada elección y probablemente terminará entre los elegidos. Pero el caso de Smith es una clara señal que permite la duda.
¿Cuenta Rodríguez con los números como para tener ya un caso irrefutable de inmortalidad?
Smith todavía le queda lejos. Se retiró con 478, una cantidad que el caraqueño no va a alcanzar antes de 2018, a menos que preserve más de 50 victorias de los Tigres de Detroit en la zafra venidera.
El derecho estadounidense dijo adiós con 3.03 de efectividad y numeritos en general por debajo de sus tres principales colegas. Fue la mayor referencia del relevo en los años 80 y parte de los 90. Pero eso no le ha bastado para lograr la inmortalidad.
La historia no es benévola con los relevistas. Unos pocos tienen su placa de bronce: apenas Eckersley, Rollie Fingers, Rich Gossage, Bruce Sutter y Hoyt Wilhem.
Rivera y probablemente Hoffman van a entrar. Wagner debería, por sus brillantes estadísticas, pero ha recibido insuficientes votos. Serán seis o siete los que estarán en el templo a finales de esta década.
Eso es media docena apenas en las seis décadas de existencia que tiene la especialización del pitcheo, desde que el bullpen se convirtió en un área crucial en las mayores.
Los votantes no suelen favorecer a los apagafuegos. No se encandilan con sus juegos salvados.
Eso no es nuevo. El mismo prejuicio ocurre con los bateadores designados, y también con los infielders que destacan más por su defensa que por su ofensiva. El toletero boricua Edgar Martínez y el campocorto venezolano David Concepción lo saben.
K-Rod, como le dicen en el norte, o el Kid, como él prefiere ser llamado, tiene algunos registros notables, como su racha de abanicados y su total de rescates; nadie llegó más joven a los 200, a los 300 y a los 400.
La clave para su consagración está en mantener ese paso por cinco temporadas más, a una media de 35 salvamentos, y conservar sus actuales promedios de abanicados, jonrones y efectividad.
Si lo hace, habrá preservado 600 triunfos, con estadísticas comparables o superiores a Hoffman. Rivera le quedará un poco más lejos
Es un verdadero desafío. Pero es la tarea que tiene pendiente Rodríguez, para lograr la inmortalidad.