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Los Reales chocaron contra una pared

Mi abuelo, un hombre humilde y trabajador de Lares, Puerto Rico siempre me decía lo mismo: "Lo peor que le puede pasar a uno es creerse su propio cuento".

Esa lección es una que le cae a los Reales de Kansas City, quienes tras ganar ocho partidos consecutivos para encontrarse en la Serie Mundial ante los Gigantes de San Francisco , se encontraron, a solo minutos de comenzar el partido, en un hueco de 0-3 y tratando de batallar cuesta arriba contra Madison Bumgarner, un lanzador cuyo récord de por vida cuando tiene una ventaja de tres carreras es de 60-3, perdón, ahora es 61-3.

Casi como un derechazo a la quijada para comenzar la batalla.

Contrario a los Reales, quienes no han jugado una Serie Mundial desde 1985, estos Gigantes están en su tercer Clásico de Otoño en cinco años y llegaron a esa final tras una serie luchada ante los Cardenales de San Luis, algo que los Reales no tuvieron que hacer ante los Orioles de Baltimore, quienes sucumbieron a unos Reales jugando con pura adrenalina en cuatro partidos consecutivos.

En los días previos al comienzo de la Serie, los Reales lucían más que relajados. Quizás demasiado relajados.

Salvador Pérez cedió entrevistas en las cuales habló sobre el hecho de que su secreto para el éxito es "mantenerse perfumado". Alex Gordon, Mike Moustakas, Eric Hosmer y Billy Butler hablaron en repetidas ocasiones de que esta es "una serie más".

Y con los primeros 10 lanzamientos de James Shields ante los Gigantes se dieron cuenta que esta no es "una serie más".

Gregor Blanco, quien jugó en los 16 partidos que lo Gigantes jugaron en la postemporada del 2012 y quien entró al juego con un promedio en estos playoffs de .156, comenzó el partido con un sencillo y tras un sencillo de Buster Posey, un doble de Pablo Sandoval y un cuadrangular de Hunter Pence, el partido ya estaba 3-0, todo lo que Bumgarner necesitaba para su tercera victoria.

Quizás no es justo decir que los Gigantes tomaron esto más en serie que los Reales, pero a nadie se le puede escapar el hecho que, salvo a Omar Infante, quien vio acción de postemporada en sus días con los Tigres de Detroit y Bravos de Atlanta, ningún miembro de alineación titular de los Reales había saboreado una postemporada, y muchos menos una Serie Mundial, previo a esta temporada.

Claro, Shields había lanzado con los Rays de Tampa Bay, pero nunca fue muy efectivo en la postemporada, al son que su ERA en los playoffs estaba en 5.19 al comenzar el partido del martes.

Pero el contraste es claro. Salvo al novato Joe Panik, todos los Gigantes han visto acción en una Serie Mundial tan reciente como el 2012 y este es un grupo que sabía exactamente que esperar, como esperarlo y como atacarlo una vez llegara.

Los Gigantes sabían que los Reales estaban nerviosos y el plan del dirigente Bruce Bochy era obvio: atacar a Shields temprano y tras conseguir la ventaja, jugar para defenderla. Razón por la cual en la cuarta entrada hizo un cambio defensivo, insertando a Juan Pérez a favor de Travis Ishikawa para defender el jardín izquierdo.

Y la ruta no se pone más fácil para Kansas City. Mañana los Reales se enfrentan a Jake Peavy, quien se convertirá en el octavo lanzador en la historia en jugar en Series Mundiales consecutivas con dos equipos distintos al haber lanzado para los Medias Rojas de Boston el año pasado.

Quizás la lección ya fue aprendida.