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Las virtudes de Xander Bogaerts cuando tenia 16 años

Bogaerts ha tenido muchas razones para sonreir esta temporada, con promedio de .355 en 63 partidos, lider en la Liga Americana. Adam Glanzman/Getty Images

BOSTON - Un par de horas antes del partido del pasado domingo en Minnesota, Xander Bogaerts agarró una pelota de fútbol, se puso su camiseta personalizada del Barcelona - con el No. 10 de Lionel Messi's y la 'X. BOGAERTS' en la espalda - y corrió hacia los jardines. Pateó la pelota en dirección a unos chicos que estaban en el terreno consiguiendo autógrafos, la recibió de vuelta, y la envió hacia un pedazo de césped por encima de la cerca del jardín central, levantando sus brazos en señal de triunfo, y entonces saltó en un intento de escalar la cerca.

En ese momento, Bogaerts era de nuevo como un chico, justo como lo recuerda Mike Lord.

Alto y delgado, un bronceado imposible y cabellos rubios, Lord lucía más como un vagabundo de la playa de California que un escucha de los Medias Rojas de Boston cuando llegó a Aruba en 2009. Pero ahí estaba él, en búsqueda de talento de béisbol en una isla de 20 millas de largo en el Caribe cuando observó por primera vez a Bogaerts. El talento, la facilidad con que el torpedero de 16 años se movía en el terreno era sorprendente -- "Tienes que verlo más de una vez", dijo Lord - pero había algo más, algo intangible, que lo separaba de sus pares.

"Pienso que el factor X con él era su forma de juego", recordó Lord vía telefónica. "Uno lo veía sonreir, reirse, el disfrute que obtenía de su juego. Ellos catalogan a Aruba como 'una isla feliz'. Uno podia ver lo feliz que él era. Espero que nunca pierda eso".

No hay muchas oportunidades que él pierda eso, y no es solo porque Bogaerts lidera la Liga Americana en bateo (.359 al entrar a la semana) o que tenga más hits (290) que cualquier otro jugador en las mayores desde el inicio de la pasada temporada. En su tercera temporada completa en Grandes Ligas, el torpedero de los Medias Rojas de apenas 23 años sigue teniendo el corazón de un chico.

Realmente es algo refrescante. En un deporte donde los jugadores son entrenados para no mostrar emociones, la pasión de Bogaerts sale por cada uno de sus poros. Es evidente en la forma que habla sobre el juego, independientemente de si se acababa de convertir en el primer jugador de los Medias Rojas en conseguir actuaciones consecutivas de cuatro hits/un cuadrangular el viernes y el sábado en las victorias sobre los Mellizos de Minnesota, o si cometió un par de costosos errores en una dura derrota el pasado domingo.

Consideren los comentarios hechos por Bogaerts noche tras noche durante su reciente racha de 26 partidos con imparable, la segunda más larga en las mayores esta temporada luego de la que consiguió su compañero de equipo Jackie Bradley Jr de 29 partidos. Mientras Bradley insistía que solo pensaba en la racha cuando los reporteros le preguntaban del tema, Bogaerts no ocultó lo mucho que la racha pesaba en su mente luego de conectar un sencillo débil al jardín central en su cuarto turno al bate el 31 de mayo en Baltimore para mantenerla viva a duras penas.

"¿Estás bromeando?", dijo. "Yo sé cada día que lo tengo. Me levanto, y yo sé que lo tengo. Llegó al terreno, y yo sé que lo tengo. El primer par de turnos al bate, uno realmente no se pone presión pero a medida que el juego avanza, uno sabe que el tiempo se le va a agotando así que tratas de enfocarte un poco más para tener un buen turno y ver qué pasa. Es una buena presión. Uno tiene mucha gente apoyándote, impulsándote a que conectes ese hit".

Bogaerts demostró un candor similar en 2014 cuando expresó su profunda decepción tras ser movido del campocorto a la tercera base, un cambio que sin dudas contribuyó a un declive ofensivo que lo convirtió en uno de los peores bateadores de la liga por un largo periodo de la temporada. Y cuando alguien le sugiere que él eventualmente va a batear con mayor poder, él insiste que se siente perfectamente feliz con cualquier hit que consiga, independientemente de si la pelota se va o no por encima de la cerca.

"Yo no pienso en cuadrangulares en mis turnos", dijo Bogaerts, quien entró a la semana con ocho cuadrangulares, uno más que la cantidad total lograda la pasada temporada. "En el momento en que pienso en un cuadrangular termino en out, así que, ¿para qué desperdiciar un turno de esa forma? Me gustan los hits. Disfruto conectar hits"

En un momento en el que el béisbol está repleto de torpederos talentosos en Houston (Carlos Correa), Cleveland (Francisco Lindor), Los Angeles (Corey Seager), Colorado (Trevor Story), Chicago (Addison Russell) y Baltimore (Manny Machado, un torpedero que se movió del campocorto a la tercera base y volvió a su posición en esta temporada luego de la lesión de J.J. Hardy), podría decirse que Bogaerts está teniendo la mejor temporada de cualquiera en ese grupo.

"Él es el mejor torpedero en el deporte - por mucho", dijo el toletero de los Medias Rojas David Ortiz. "Yo lo coloco por encima de cualquiera otro en el deporte. Está entre los mejores jugadores del juego ahora mismo. Sin duda. Dime dos jugadores que sean mejores que él en el deporte ahora mismo, más completos que él. No creo que hayan tantos".

Mirando atrás, Lord sabía que Bogaerts sería bueno. Pero ¿tan bueno? La ciencia de pronosticar el éxito de un chico de 16 años en las Grandes Ligas es demasiado inexacta para eso.

Por ahora, la historia de cómo Lord encontró al próximo gran torpedero de los Media sRojas como un "chico lleno de acné en su rostro" está bien documentada. Luego de llevar a cabo unos entrenamientos para varios jugadores jóvenes - incluyendo al hermano de Bogaerts, Jair -- Lord preguntó si había algún otro jugador en la isla que él tuviese que ver. Fue en ese momento que Jair le mencionó a su hermano gemelo, quien estaba en su casa con varicelas y le rogó a su madre que le dejara.

Una vez su madre, Sandra Brown, finalmente cedio, Xander le mostró a Lord por qué no se podia ir a su casa sin haber visto al mejor jugador de Aruba, masacrando pelotas y enviándolas por encima de la cerca, y haciendo jugadas espectaculares en un cuadro interior poco iluminado y lleno de rocas. Lord no quiso esperar mucho para enviarle el video de vuelta a su jefe Craig Shipley, en ese entonces director de cazatalentos internacionales de los Medias Rojas.

"Bueno, uno podia ver su forma física", dijo Lord, quien entrena equipos de béisbol de escuela secundaria en la Florida. "Puedo recordar cómo me sonaron las alarmas cuando lo vi. No había visto algo como él en mucho tiempo, así que tuve que detenerme un momento y pensar, 'De acuerdo, recalibremos. Estoy en Aruba. Solo hay algunos escuchas aquí. Así que tuve que echarle otro vistazo, y me quede como que, '¡Diantres!', 'Este chico puede ser realmente bueno'. Pero estamos hablando de un chico de 16 años. Para nosotros, era como que, tiene oportunidad. En nuestros sueños más salvajes, pienso que le dije a Ship, 'Este chico podría conectar 30 jonrones algún día', y él me dijo, 'él podría jugar en un Juego de Estrellas', Y aquí está. Algo loco".

Las expectativas sobre Bogaerts han sido bastante alocadas desde que los Medias Rojas lo firmaron por $410,000 (ellos también firmaron a Jair, que es receptor, por $180,000) solo dos semanas después de haberse mostrado y trabajado para Lord. Un cotizado prospecto desde su primer día en el sistema de fincas de los Medias Rojas, fue subido al equipo grande a mediados de la temporada 2013 y ha sido titular desde que le quitó el puesto al antesalista Will Middlebrooks en el Juego 5 de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.

Pero a pesar de lo emocionado que se siente Lord por el éxito de Bogaerts, solo tiene un deseo para él.

"Solo quiero que se mantenga como un chico mientras pueda en cuanto al disfrute de los partidos", dijo Lord. "Espero que siga maravillado, y que cuando salga a jugar, mire a la multitude y piense, 'Wow, yo solía atrapar rodados en un campo rocoso en Aruba. Esto es asombroso'. Espero que realmente lo disfrute".