Tratamos de entender por qué es así y cómo actuará el astro mexicano Canelo Álvarez cuando enfrente a Edgar Berlanga el sábado 14 de septiembre en Las Vegas.
Nota del editor: Relato en primera persona en la piel de Canelo Álvarez para tratar de explicar por qué es así y lo que podría hacer para derrotar a Edgar Berlanga este sábado 14 de septiembre.
Entiendo por qué me critican. Comprendo que me desean verme contra los mejores boxeadores. Puedo aceptar las afirmaciones de los que tiran comentarios destructivos con el hígado que nunca estaré a la altura de los más grandes de México. He aprendido a digerir sus frustraciones, a estar en el ojo público por todo, hasta más allá de lo deportivo, pero siempre que voy a la cama antes de dormir, me pregunto: “¿Y ustedes por qué no son capaces de entenderme?”.
Tengo una familia que me ama, una fortuna de más de 300 millones de dólares, casas que nunca imaginé que tendría y hasta una colección de autos por encima de los 20 millones de dólares (Bugatti Chiron, Mustang Eleonor, Rolls Royce Ghost, Mercedes Benz G63, Ferrari Testarossa, entre muchos otros), juego golf con mis amigos, invierto mi dinero en empresas rentables y para serles honesto, me gusta mi faceta de empresario. A este ritmo, el boxeo ya no será mi prioridad en unos años, sino que habrá sido mi puerta de entrada a mi mundo soñado.
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Desde pequeño sé lo que es el sacrificio y me he jugado la vida en cada combate sobre el ring. Siempre que veía las historias de las viejas glorias del boxeo mexicano había algo que no terminaba de convencerme. Le habían entregado todo al boxeo hasta el punto que el boxeo los había exterminado después de decir adiós, como diría Carlos Irusta en una referencia a Carlos Monzón: “perdieron con la cabeza todo lo que habían conseguido con los puños”. Yo no quiero ser de esas viejas glorias, por eso mi faceta ha ido cambiando con el pasar de los años y el pugilismo se convirtió no en el final de la carrera, sino en el medio para un fin.
De Floyd Mayweather Jr., aprendí a madurar los combates más deseados, así como él lo hizo con Manny Pacquiao en el cual ambos ganaron fortunas descomunales. ¿Por qué enfrentaría a David Benavidez o a Terence Crawford por bolsas que puedo conseguir contra Berlanga, pero sin tanto riesgo? Probablemente piensen que me he vuelto loco en pedir 200 millones por Benavidez y 150 millones contra Crawford. Ya verán que el tiempo me dará la razón y los árabes o quien sea depositarán el dinero a mi cuenta, así funciona el negocio.
La elección de Edgar Berlanga fue sencilla: un rival joven con grandes proyecciones, sabe cómo vender una pelea y al mismo tiempo se revive la rivalidad boxística entre México y Puerto Rico. Debo admitir que todavía no sabe al infierno en que se metió. Le pusimos una zanahoria y cayó como un conejo.
Lo acabaré lentamente. No hay prisa. Su pobre historial boxístico me indica que solo una vez ha peleado hasta 12 asaltos, por ese motivo lo desgastaré en un comienzo, mientras clavo mis mejores combinaciones al cuerpo. No seré un blanco fijo en los primeros seis asaltos. Me moveré constantemente y descargaré estocadas constantes para marcar distancia. Será un entrar y salir. Y a partir del séptimo asalto comenzará la demolición final. Él estará en terreno desconocido, cansado e impotente. Creo que será una pelea similar a la de Jaime Munguía, con la diferencia que no tendré compasión por Berlanga. Mi gente me pide nocaut y un nocaut tendrá.
Yo habré ganado más millones y el mundo del boxeo volverá a la misma rutina: a criticarme, pero, ¡por favor: entiendan! No pretendo ser una vieja gloria, sino cuidarme lo suficiente para disfrutar de mi fortuna, fama y sobre todo, a mi familia.