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Si yo fuera Edgar Berlanga, cómo afrontaría la pelea vs. Canelo

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¿Cómo espera Edgar Berlanga a Canelo Álvarez en la pelea? (0:53)

Edgar Berlanga promete un combate explosivo frente al multicampeón mexicano. (0:53)

Tratamos de entender qué le espera y cómo actuará el boricua Edgar Berlanga cuando enfrente a Canelo Álvarez el sábado 14 de septiembre en Las Vegas.


Santiguarme y encomendarme a la Virgen de la Divina Providencia, patrona de la Isla de Puerto Rico, sería el primer mandamiento si hoy tuviera la oportunidad de, por un instante, ser Edgar Berlanga.

Enfrentar al mexicano Saúl 'Canelo' Álvarez, el rostro del deporte y que derrotó a los tres boricuas que enfrentó anteriormente en su carrera, luce como una tarea dolorosa para el cuerpo y cuesta arriba para el alma.

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Pero también lo haría porque sería aborrecible no mostrarle gratitud a la Virgen por colocar en mi camino al boxeador que todos quieren confrontar, y hacerlo cuando otros nombres, por resumé y clamor de los fans, debieron enfrentarlo antes que yo.

Quizás por esa última razón, no me lo tomaría a la tremenda. Reconozco sus virtudes y comprendo que las casas de apuestas lo tengan ampliamente como favorito (ESPN BET tiene a Canelo en -2000 y a Berlanga en +900). No se es campeón mundial en cuatro divisiones del profesionalismo solo por los tejemanejes de un promotor y el respaldo económico de alguna televisora.

Lo tengo claro, aunque otros se empeñen en minimizar sus logros.

Canelo ha sido monarca indiscutible en peso supermediano, titular en otras tres divisiones (superwelter, mediano y semipesado) y goza de altísima estima dentro del gremio de peleadores. Y yo, cuando salga la noche del sábado 14 de septiembre en la T-Mobile Arena, tengo poco, muy poco que perder y sí muchísimo para ganar.

Dicen que las probabilidades de ganar la lotería son una en 300 millones y en el momento en que firmé para enfrentar al ilustre mexicano, comprendí que mi alias de combate, 'The Chosen One', no era un embuste como intentó hacerme creer aquel incontinente periodista que escribió: "Si Edgar Berlanga es 'The Chosen One' (El Elegido) yo tengo más ceros en mi cuenta bancaria que Daddy Yankee".

Sí, yo soy "El Elegido". Y lo puedo demostrar, probablemente, el 15 de septiembre. Ese día despertaré, probablemente más temprano que de costumbre, agarraré mi celular y chequearé mi cuenta bancaria para confirmar que sí fui bendecido.

Será un hecho.

El dinero importa. Y mucho. Dejemos de lado la hipocresía de que solo importa el legado. Uno y otro valen.

Aunque en apariencia tenga económicamente resuelta mi vida, no subiré al ring para ser el hazmerreír. No quiero que mi nombre aparezca en la misma oración junto al de Jermell Charlo, un campeón indiscutible superwelter que ascendió a las 168 libras para pelear contra Canelo y dio la sensación que simplemente fue a cobrar un cheque.

Oscar De La Hoya podrá decir lo que se le antoje, que es más boricua que yo porque vivió seis meses en la Isla y yo nací en New York, pero mi sangre puertorriqueña me inspira.

Un mexicano contra un boricua es garantía de una gran batalla y esta no será la excepción... puñe...

Canelo es letal a la riposta y le encanta iniciar ataques. Tengo que ser prudente. Durante toda la promoción prometí que iba a dar guerra, pero no me tomes por tonto. Canelo quiere que salga como caballo desbocado a pasarle por arriba para facilitarle el trabajo de contragolpear.

No señor, no será así. No seré predecible.

Boxeando sé que no ganaré. En Las Vegas tendría que arrollar a Canelo, como hizo Dmitry Bivol, para tener chance. No olvides la máxima: "El casino siempre gana".

¿Mi apuesta? El jab. Un jab impertinente que lo mantenga ocupado, más enfocado en la defensa que en el ataque. Canelo mejora por pelea, pero ante Erislandy Lara, Floyd Mayweather y Bivol, sufrió para neutralizar ese golpe.

Mi defensa jugará un papel fundamental. Tengo que frustrarlo cuando pase a la ofensiva. Permanecer estático le facilitaría el trabajo. Movimientos laterales, paso atrás, guardia cerrada y el clinch, todo vale para protegerme, cansarlo y preparar el camino para lanzar mi mano derecha, la misma que me ha permitido ganar 17 de mis 22 peleas por la vía del nocaut.

Si no sucede, no pasa nada. No hay deshonra en perder contra un campeón. Lo que sí tengo bien presente - si yo fuera Berlanga- es que hasta el sábado seré Berlanga el boxeador, después me llamarán Berlanga el millonario.